Quieres que te haga el cuento de la buena pipa?
Es frecuente escuchar en boca de los defensores del castro comunismo decir
que a pesar de los problemas en Cuba, el saldo es positivo; sobre todo, si se
miran ciertos indicadores que según estos, avalan al castrismo y su gestión.
Los puntos fuertes que defienden son tres fundamentalmente; que en Cuba hay una
democracia, porque hay votaciones, y al final, la democracia
representativa si la quieres justificar, se justifica; los otros
puntos positivos que esgrimen como fundamentación de esas simpatías son la educación y la salud "gratis" o universales, como gusta
decir a los europeos que tienen en el estado del bienestar – que
significa educación-salud-pensiones garantizados-, la base de un
sistema social, que yo disfruto, y admiro.
Y claro, el hombre siempre piensa como
vive; o casi siempre, porque algunos vivimos pensando entre el aquí,
y el allá.
Razonar con ellos, para que descubran
el timo de la democracia representativa castrista es fácil; yo
cuando hablo con gentes de muchas partes de Europa les explico que
una cosa es que se celebren elecciones, y otra cosa es que los
candidatos a las elecciones salen condicionados desde el inicio por
una razón fundamental: la pertenencia al PCC; que si bien no es tan
unánime a nivel de delegados regionales, cuando tienes que subir a
nivel nacional, pocos son los que no están en sus filas o en las del
ejercito; de ahí la “unanimidad de las votaciones. Y luego para
rematarlos les digo que esa mayoría, se pasa por el forro a las
minorías, a las que encarcela, silencia o simplemente ignora; y
entonces reconocen la dictadura tras la cortina. Y le quito otro más al club de fans del castrismo.
Lo de la educación es más complicado.
La ideologización y manipulación de los niños desde temprano para
convertirlos en rehenes, es algo difícil de explicarles; recuerdo
una ocasión haber conversado con un
norteamericano que me
preguntó sobre el tema, y la respuesta que le dí no lo convenció del todo; es normal, para
los norteamericanos, desde tiempos de la declaración de
independencia hasta hoy, la libertad ha pasado de un concepto tangible a
una entelequia. De cualquier manera, la “educación” cubana se la regalo
a quién primero me la pida, aunque no se la aconseje a nadie por
decencia; y es que la ideologización grosera del programa educativo de Cuba "produce" hombres sin conciencia, que es lo mismo que decir, hombres sin libertad.
Ahora la salud, eso sí que no es fácil
porque son de esas cosas de comer con las que no se juega. Quién va
a no querer poder ser atendido ante un problema de salud; hasta ahora he
tenido la ventaja de que gracias a mi formación, podía más o menos
explicar sobre los temas estadísticos manipulados que buscan
estándares de países del primer mundo para vender la monserga de la "potencia médica", haciendo difícil en ocasiones rebatir la
propaganda castrista; aunque a veces no he llegado a convercer a alguno, les he dicho siempre en mi alegato final sobre el tema, que de nada vale acceder
a infraestructuras de atención medica sin libertad ... hasta ahora.
Porque hoy, tengo en Cuba por desgracia
un familiar en en un hospital que busca sobrevivir a lo que le ha
tocado; y no hablo solo de sobrevivir a la grave enfermedad que le
asiste; sino también a una sala con enfermos de dengue sin
climatización, y plagada de mosquitos; a unas enfermeras dispuestas a ponerle una sonda vesical
reciclada de otro paciente; a una sala de ictus de un hospital provincial, que carece
de oxigeno; a una sala de UCI sin guantes,
ni lo más mínimo indispensable para ser tratado con efectividad; en
definitiva, intenta sobrevivir a un sistema que carece de la medicina que ha podido
devolverle su integridad, porque el desgobierno de Diáz Canel y
compañía, no pueden tenerlas disponibles por estar en bancarrota.
Ahora creo poder explicarles mejor a esos simpatizantes, que frente a estas realidades, decir que en
Cuba hay acceso a la “salud” es como para pensárselo.
Y así estamos, amigos europeos, norteamericanos, canadienses, y demás hierbas simpatizantes; sin libertad, sin
educación, y sin acceso a servicios de salud cuando realmente los
necesitamos; porque para un catarro no hace falta ver al médico,
basta con una tisana.
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