Nota al margen.


Hace unos meses comenzó este blog su andadura. ¿La razón? Cuál si no, Cuba.

Hay millones de cubanos como yo, dispersos por medio mundo en una huida hacia adelante, hacia ningún lugar, que es de lo que trata el exilio siempre. Nunca una planta florece tanto, como en la tierra donde se ha gestado su esencia; donde sus raíces por siglos, han bebido del maná de otras que antes, han dejado en el substrato, en un ciclo vital de vida, muerte, y resurrección en forma de savia, todo lo necesario para que las que vengan detrás, puedan crecer vigorosas.

A mí me cortaron el flujo vital el día que ahogado por las circunstancias de vivir en una tiranía, eché a volar en busca del aire que me faltaba. Nos pasó a todos, -o a casi todos-, que creyendo ver en otras tierras el remedio a nuestros males; al final, después de saciarnos de todo lo que nos faltó, nos damos cuenta que seguimos con una ansiedad que no termina de disiparse, a pesar de libertades, y comodidades. Ya Martí lo había resumido con su magistral pedagogía para hacer patria, cuando dijo aquello de que no hay palacio como la casa de familia. Y es cierto, ahora lo sé, y duele la añoranza.

Hoy, más allá de vivir mi vida, de sacar adelante mi proyecto de familia, entiendo que no estaré tranquilo hasta ver a Cuba liberada de la tiranía que la desgobierna. De ahí mis luchas, la de sembrar; como siembra el campesino una semilla, que nunca sabe si dará frutos o cuánto de buena será la cosecha; pero que una lógica optimista de supervivencia, le obliga a seguir adelante confiando en que resultará.

Hoy, después de desvelos, de vaciarme el corazón, y el alma en estos escritos quiero hacer un alto; por un momento no serán estas líneas para denunciar, para zarandear, para despertar; sino para agradecer.

Porque he llegado a los cien mil primeros lectores de este blog, nacido con la única intención de aunar corazones, y despertar conciencias. Y empiezo a pensar, que a pesar de todo lo que rodea hoy a la causa de Cuba y sus libertades; a pesar de que el régimen les parezca más fuerte; a pesar de que la división sigue siendo la seña de identidad del exilio, y de los opositores dentro de la isla, tengo razones fundadas de que algo se está moviendo, de que la semilla puede tener visos de florecer, y la cosecha de libertad, ser una probabilidad más que cierta.

Y esto es así, gracias a los amigos, a los menos amigos, y hasta a los enemigos,- a los que aspiro conquistar-; porque EEUU y Cuba, son ya dos de los lugares donde se leen cada día las publicaciones que salen de mi atormentada cabeza, y junto a al arco de países iberoamericanos, son hoy las fuentes de trafico dominantes; aunque a veces me sorprenda alguien leyéndome en Uzbekistán. 

De ahí mi optimismo, y una alegría serena, agradecida; que sin ansias de ninguna clase, como debe ser en cualquier proceso de gestación, espera con ilusión que el mensaje implícito de libertad, llegue a los corazones adecuados, encargados de llevar adelante el proceso de alumbrar la libertad de Cuba.

De ahí esta nota al margen de todo, y para todos.

Y guambán.



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