Patadas de ahorcado.


Cuando a un reo lo cuelgan de una cuerda, puedes ver como entre los estertores finales está el pataleo, es un reflejo nervioso frente a lo inevitable: la extinción.  Así está hoy en comuno-populismo- castro-americano: en las últimas. Echemos un repaso desde un poco más arriba, por aquello de la perspectiva.

Lo que durante años se vendió a precio de saldo gracias a la inversión ilimitada del Kremlin, que buscaba en el juego de la geopolítica inclinar la balanza a su favor en el patio de EEUU; y que gracias a su marioneta caribeña en La Habana que se encargaría de ilusionar a los “desheredados” de esta parte del globo; fue la "operación" en términos de efectividad, efectiva. Desde Río Bravo hasta la Patagonia, la izquierda fue reptando, unas veces a las buenas, otras a las malas, hasta las instituciones de poder; cuando no pudo, se lanzó al monte a matar. Y es que entonces, cambiamos el verde amazónico por el rojo siberiano.

Aquello era difícil de contrarrestar. Cuando las potencias juegan a la geopolítica, poco les queda a los pueblos, -mucho más si están anestesiados por la pobreza y el analfabetismo-, que hacer frente a canta-mañanas que les prometen salir de la vergüenzas en que se encuentran; sin saber que vendrán junto a las ya existentes, otras más vergonzantes.

Pero hoy, ya nadie puede negar que la primavera anticomunista ha arribado a latinoamérica. Un cuarto de siglo después que cayese en Europa llega, con un poco de retraso sí, pero llega; y estoy contento de que así sea. Porque los "indios" nos hemos quitado el velo. A pesar de la ceguera por una pobreza centenaria; a pesar de la confusión por la confabulación de algunos desalmados; a pesar del atraso en que nos tienen; a pesar de guerras fratricidas promovidas para dividirnos, y controlarnos; con todo y eso hoy, latinoamérica ha despertado.

No lo digo yo, lo dicen los venezolanos que dan el cayo para luchar por sus libertades; los nicaragüenses que se han echado hasta morir con tal de sacarse al malnacido de Ortega de encima; lo dicen los colombianos que han elegido el camino de la concordia pero con un civismo, que ya quisieran muchos países del mundo; lo dicen los peruanos que obligaron a Ollanta a salirse del tiesto; en Brasil al fin Lula da Silva está en prisión; y Chile, bueno Chile siempre está ahí para salvarnos el norte.

Y Cuba, mi patria secuestrada donde se encuentra la raíz del mal, está también floreciendo; reconozco que aún son brotes aquí y allá, pero al fin y al cabo, señales de que estamos despertando; acaso convendría que apurásemos el paso hacia la unidad, que es lo que nos frena a desbordarnos como en otros lugares.

Soy optimista, y sé que lo lograremos, espero más temprano que tarde; hemos estado continuadamente resistiéndonos desde el inicio, aunque muchos ni siquiera sean conscientes de ello, porque nos han vendido una historia falseada de nuestra realidad. Pero allí está el Escambray, Cubitas, Camarioca, Girón, y cientos de acciones entre armadas y cívicas a través de los años, por quienes fuera o dentro, no han querido quedarse callados nunca; y los presos claro, miles; y los muertos. De ahí mi certidumbre de libertad, porque a la historia solo le interesa la continuidad, la concatenación de un hecho con el otro, y tiempo. Solo que a mí, me interesa acortarle su intención debido a mi condición de mortal.

La primavera brillará en esta américa nuestra, y un día, será establecido el Día de la liberación. Un mismo día para todas las repúblicas; para que nuca olvidemos este tiempo de obscuridad, y dolor; para que nunca más regresen a nosotros, los jinetes del apocalípsis.

Porque eso es el comunismo: guerra, hambre, enfermedad, y muerte.

Y guambán.








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