La 3G ha llegado... Viva la 3G!
Tuve mi primer teléfono móvil a los
33 años cuando al llegar a Miami, mi hermana me lo regaló
poniéndomelo debajo del asiento donde estaba; no sabía que era
aquél beep beep, me dí un susto del carajo. En Cuba para
el cambio de siglo logré tener una computadora Pentium II, sin
conexión y grande como ella sola, pero al menos me hizo sentir parte
de la humanidad que llegaba a un nuevo milenio; y aunque era un
armatoste, logré usarla un tiempo, y hasta revenderla. Pesaba tanto, y eran tantos
cachivaches, que hubo de esperarse a la hora de la telenovela para
sacarla de casa; pues a esa hora los chivatos del barrio siempre
están pegados al televisor como el resto de cubanos que solo
teníamos dos opciones televisivas: guatemala o guatapeor...
Hoy, aunque algo he aprendido, sé que
me quede atrás para siempre; que soy una especie de dinosaurio
digital porque mis hijos de once años, en esto del uso de la
tecnología me dan tres vueltas. Qué hacer si cuando yo tenía su
edad, jugábamos a pistoleros apuntándonos con el dedo indice. Ah,
pero no crean que el que suscribe es un abuelete; nací en 1970; lo
que pasó fué que nací del otro lado de la dichosa cortina, ya
saben, la que se oxidó luego.
Cuba está peor que cuando la dejé; y
cada cubano que ha salido sabe que el castrismo camina como el
cangrejo. Y no hablo solo de ruina económica, sino de degradación
moral, de prostitución de la conciencia del cubano a todos los
niveles resultado de un status permanente de supervivencia elemental.
Hoy Cuba es un barco escorado, y haciendo aguas por todos lados al
que solo lo mantiene a flote el petróleo venezolano; aún así, los
cubanos carecen de lo más elemental aunque ellos lo desconozcan, y
son tratados como verdaderos esclavos a los que no se les permite ni
quejarse; y si no me creen, dense una vuelta por las cárceles, por
la bodega del barrio o por el hospital más cercano; eso sí, cojan
yerba de repuesto, que el caballo con esos trotes no le da para
tanto.
Y en esta dispersión desordenada y
caótica hacia ningún lado seguiremos sin rumbo cierto. ¡Ah que
no!; espera, que llegó la 3G.
La 3G; es cosa de tiempo que los
cubanos accedan a eso que a nivel técnico, puede explicarse como una
red donde puedes navegar en promedio a 1 Mbps, y donde es posible
hablar y transmitir datos simultáneamente. Eso sí, Cuba se seguirá
cayendo a pedazos; mientras, los cubanos telenautas con sus mentes
centradas en el aparato y en ese mundo de color virtual, vayan
surcando sus pixeladas aguas, el castrismo seguirá su danza de ruina
y muerte a su alrededor; probablemente con lo efectista de los
tiempos que nos han tocado, ellos ni cuenta se darán que están
siendo llevados al abismo.
La escena cubana de hoy, me recuerda a
la orquesta del Titanic; que tocaban ajenos al desastre de un barco, que
no había quien lo salvase, imagino que ante lo inevitable e
irremediable, querrían morir haciendo algo que disfrutasen.
Solo que en este caso, el que se ha
apropiado de los mandos del Titanic caribeño, es el dueño del
iceberg, y de la internet; y quiere a toda costa que te mantengas
entretenido; al margen del uno, y del otro; condenándote al final de
película que todos conocemos. La única diferencia es que en este
caso, el final puede cambiarse si se quiere, solo hay que tomar el
puente.
De ahí mi optimismo con eso de la
internet porque todo tiene su lado positivo. Habrán algunos espero
muchos, que querrán preguntarse cosas, y entonces ahí estará su
aliada 3G para mostrarle que el cuento que le hicieron de gracioso,
nada. Y podrán mirar a su realidad cruda y negra con conciencia, y
puede que hasta les entren ganas de pintarla, como el mundo que se
muestra en el aparato.
Y entonces, no serán necesarios más
botes salvavidas porque reflotaremos el barco, y pondremos rumbo
nuevo; dejando atrás al iceberg con los castro comunistas encima,
condenados a su suerte merecida.
Y nosotros, a lo nuestro.
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