Cuando el caos todo invade.
Hace un par de días salió la noticia de un accidente en la
carretera central en la zona de Sancti Spíritus que había dejado varios heridos
entre ellos niños; cuando se cruzaron fatalmente en el camino un ómnibus, y un camión; y claro, las matemáticas son una ciencia exacta. Es una tragedia, otra más que pueden atribuirle al castro
comunismo de Díaz Canel y compañía.
Transité durante los últimos años en Cuba muchas veces esa
carretera, era consciente que era aquello un acto suicida por pura
supervivencia; aquello no es una carretera central, desde hace mucho es poco
más que una vía plagada de baches, sin señales luminosas que delimiten nada, y
que por efecto del uso ha ido estrechándose cada vez más hasta quedar en lo que
es hoy: un trillo.
Machado la inauguró en 1931 dividiéndola desde el capitolio
al estilo romano en oriente y occidente con el kilómetro cero en el capitolio
donde plantó un diamante de 25 quilates que había pertenecido a María Antonieta,
y que era parte del tesoro nacional hasta que en 1973 pasó a formar parte de la
colección privada de los Castro que la sustrajeron sin más, como todo de lo que
se han adueñado fieles a su condición de sátrapas de Cuba.
Tenía aquella carretera un mínimo de 6.30 metro de ancho en
las zonas rurales; invito a cualquier curioso que vaya al lugar del accidente y
mida la carretera; descubrirán que de aquello, si te he visto ni me acuerdo.
A los castro,-noten que no les pondré más letra mayúscula,
es a propósito-, no le bastaron sesenta años con treinta de ellos
subvencionados incluidos, no para hacer una autovía que es pedirles demasiado;
sino siquiera, para mantener la carretera central en buen estado. Tal es el
desgobierno que nos ha asistido con estas hienas en el poder a los cubanos, que
mires donde mires, solo ves destrucción; excepto para cuando llega el 26 de
Julio que entonces sí que arreglan… fachadas.
Cuba, la perla de las Antillas; que fue el nombre por el que
nos conocieron durante decenios, y que fue resultado del reconocimiento de las
potencialidades, y el desarrollo que a nivel regional exhibíamos, emulando con las demás repúblicas
americanas; es hoy una letrina. En ella, los castro y compañía han echado sus
excrementos hasta llenarla a rebosar, sin ser capaces siquiera, de tirar de la
cadena para que se lleve toda la mierda que han acumulado, y poder hacer un poco de borrón y
cuenta nueva.
Pero no pueden, son incapaces hasta de eso; acumulan tanto
en el debe, que solo saliendo del poder podremos los cubanos, arreglar lo que
ellos han sido, y son incapaces de gestionar; porque sus prioridades, nunca ha sido el pueblo
cubano sino ellos, y la pequeña porción de lame-botas, y sabandijas que todo
poder tiene medrando alrededor de él.
El caos, es el signo que junto a la sangre los define mejor;
pero los cubanos hoy, envueltos en su carrera diaria de supervivencia a la que
los tienen obligados intencionadamente, no logran ver que todas sus desgracias
y miserias tienen un denominador común, que es el sistema que los desgobierna.
Así, todos los eventos, desde nacer con sufrimiento fetal
por falta de condiciones, tener un accidente de tráfico, hasta morirte de un infarto
por el estrés que supone vivir de esa manera; todo, absolutamente todo, es
culpa del castrismo.
Y guambán.
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