Basura castrista.
Hoy mientras me tomaba mi café mañanero, he estado observando
al camión del reciclaje. Llegó el monstruo devorador de plásticos, enorme e
imponente, y se bajó de él… un esmirriado conductor que no hace honor al caballo
que monta; pero claro, se bajó con un aparatejo del tamaño de una caja de
galletas, y con sus deditos diminutos en un pis pas se llevó la carga él solito. Y así repite la secuencia en cada punto limpio, que es como se denominan los lugares que concentran los diferentes tipos de contenedores, y que por normativa, deben situarse uno del otro a cien metros en las ciudades europeas.
Me puse a meditar y en voz alta me hice la pregunta ¿Cuándo
llegará este sistema de reciclar a Cuba? Al momento tuve que reírme de mi mismo
de lo tonto de mi cuestionamiento. Como van a comprar un camión si no tienen
guantes desechables en los hospitales.
Recuerdo que desde pequeño una de las bromas que hacíamos
era gritarle a los del camión de la basura a su paso por el barrio ¡leones! Nos escondíamos detrás de las columnas de los
portales para no ser vistos, aquellos al no ver de donde venía el “insulto” nos
respondían al vuelo ¡maricones!
Aquellos descargaban en el vertedero municipal los residuos; todo lo que Camagüey vertía iba a parar allí. Alguna vez lo visité, y el sistema
para deshacerse de la basura era sencillo: candela. Luego con los años le pasó
lo que al país en general, que desgobernados por comunistas fue degradándose inevitablemente.
Primero escasearon los camiones, luego escasearon las recogidas, y la basura
empezó a acumularse hasta que un día la nueva generación que nos precedió no
pudo seguir la tradición, porque llegó a recoger la basura un señor con un carro
tirado por un… caballo.
Hoy, las capitales de Cuba están llenas de basura; mosquitos, moscas, ratas y cucarachas que son los únicos que están encantados
con el castrismo porque ven en todo este micromundo pestilente su paraíso. Los
cubanos ya no tanto; el dengue, el zika, y todas las enfermedades resultantes de
esta insalubridad, no son sino un capítulo más de la desgracia cubana.
Pero sería tan fácil que estos camiones llegasen a Cuba,
tanto como que en una economía libre se sacase a concurso el sector del
reciclaje, y acudirían empresas que invertirían en ese negocio trayendo así
puestos de trabajo, ciudades limpias, impacto ambiental positivo, salubridad;
ah caramba espera que es que en Cuba, la Constitución consagra el socialismo, y
así es imposible la libre empresa.
Tendrán que esperar los cubanos para volver a ser limpios,
que primero nos toca limpiar de castristas a Cuba; honestamente, la basura
visto lo visto no es una prioridad cuando tenemos reprimidos, encarcelados, y
ya ni los artistas pueden expresarse libremente. Imagino que si llevamos más de
sesenta años entre la mierda, los cubanos puedan aguantarse un poco más, y
entender que hay otras prioridades; porque hasta que consigamos extirpar la raíz
causante del mal mayor, la mierda en Cuba es un asunto menor.
Además, los receptores olfatorios se adaptan al medio; y eso
al menos, es un consuelo cuando los pienso entre vertederos.
Y guambán.
Se me salen las lágrimas de tristeza y coraje.
ResponderEliminarNo tendrá perdón ni "La historia lo absolverá".
Destruir a la "Tierra más hermosa que ojos humanos hubieran visto" es el peor pecado del mundo.
Así mismo María. Tranquila, pagarán de una u otra forma.
ResponderEliminarGracias por el tan magnifico articulo que haz compartido. Este problema se acentua cada vez mas en los paises con programas de reciclaje. El cuadro descrito del problema con la basura en Cuba es garrafante y los idiotas que polulan en esta gran nacion procedentes de otros paises aceptan ciegamente las grandezas que ofrece para todos en el vivir en una Sociedad como la cubana desde hace 6 decadas. Ya con 86 años no podre vivir la Gloria de ver a una Cuba Libre y Soberana de Nuevo.
ResponderEliminarSi, con esa sensibilidad por Cuba, Dios hará posible que la veas libre.
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