Historias corrientes del desgobierno de Castro.
Hemos leído un editorial
de Granma muy ilustrativo de eso que llamamos el desgobierno castrista del último
más de medio siglo. Escribe el artículo la anestesista Lissy Rodriguez Gerrero,
y donde bajo el titulo de “Por las rutas que
conducen a la eficiencia”, analiza el tema del estado de Ómnibus Nacionales.
Ya Cuba, en 1959 mostraba
cual sería su posición en el ranking de países del Continente, las estadísticas
están ahí, y son tan irrefutables como inentendibles las actuales, teniendo en
cuenta la progresión lógica de 58 años en la historia; perdón, por un momento,
olvidamos que el comunismo llegaba a Cuba de la mano de Castro; y claro, de las
más de 300 Empresas de ómnibus urbanos e interurbanos, con un parque de 4 459
unidades, quedaría solamente una Empresa, y el parque de Ómnibus nacionales:
848. Eso sí, antes éramos menos de 7 millones de cubanos, hoy, somos más de 11
millones. Pura eficiencia comunista.
Los cubanos, están tan
alejados de la realidad, después de tantos años de manipulación de la
conciencia, de coartación al ejercicio del librepensamiento; que son incapaces
de verla, mucho menos de buscar caminos para cambiarla.
A juicio de los papagayos
castristas, y cito:“Si
algo quedó demostrado en el intercambio entre los directivos de la entidad y
los usuarios ...durante casi tres horas,
en las cuales fue imposible responder la totalidad de las preguntas Los desafíos presentes y futuros de la empresa
pudieran resumirse...en algunos imperativos fundamentales: eficiencia, control,
disciplina y calidad”.
No hay que ser muy analítico
para poder comprender, que solo desde una voluntad decidida a destruirlo todo
concienzudamente, puede llegarse a la Cuba de hoy, donde el tema transporte, es
uno más de un todo del que forma parte, y que se llama Castrismo; que ha
significado para los cubanos, el peor momento de su historia Republicana, donde,
por mucho que se empeñen en repetir estos anestesistas, el castrismo ha sido
letal para la vida del cubano.
Hoy, entre trenes
desesperantes, ómnibus insuficientes, camiones suicidas, coches de caballos que
riegan de mierda pueblos y ciudades; amén de otros inventos como bici taxis, coco
taxis, y un ejército de coches jubilados que continúan en activo, solo por la apremiante
necesidad, y desde una absoluta inseguridad para transeúntes y los propios
pasajeros; Castro intenta entretener, mientras el cubano espera, y se desespera;
incapaz de ver cuál es la verdadera solución a sus apremiantes necesidades, y que
van más allá del capítulo trasporte.
Porque el camino a tomar, no es el de tu vida
rutinaria que no lleva a ninguna parte, sino el camino a la liberación. Y para conseguir
espacios de libertad, de felicidad y de progreso; hay que despertarse, hay que
decidirse a emprender el viaje, por ti, por todos.
A por el billete.
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