Contabilidad & Rentabilidad.


Soy vago por naturaleza, o al menos así fue hasta que salí de Cuba. De todas las aseveraciones que he podido escuchar en mi vida, hay dos que son soberanamente equivocadas: “los millonarios se aburren” o “a mí me gusta trabajar” Esto que lo escuché desde siempre en boca de quienes ni nunca había tenido un duro, y  por ende, estaban obligados a doblar el lomo; si bien no comulgaba con aquello, acabé entendiéndolo: era simple y llana compensación.

De cualquier manera si a mí me preguntasen les diría como facultativo autorizado a ello: si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos.

Hoy, y después de tanto andado con familia numerosa a cuestas, he perdido mis viejos hábitos; por fuerza más que nada. De equilibrar mis tendencias naturales, a la realidad cotidiana, me ha adornado una virtud, -al menos a mis ojos-, la de rentabilizar el esfuerzo. Porque no hay nada para mí más doloroso, que el esfuerzo inútil, o mal administrado.

De ahí que les reclame a líderes en Cuba o el exilio la unidad, porque no habrá rentabilidad del esfuerzo que realizan en su “su” causa, si no la hacen la “causa de todos”. Allá están todos contabilizando reprimidos, y encarcelados cada día, como si de un parte diario de un servicio de urgencias se tratase. Las Damas de Blanco de esto seguir así, van a ser la organización más numerosa, solo que en este caso, el dato significaría un punto en el “debe”, no en el “haber”; y eso amigos en contabilidad, significa la ruina de cualquier empresa.

Puede que a alguna organización en el exilio o dentro, esto le suponga más ingresos; ya que según he escuchado, mientras más reprimidos, más ayuda en términos de fondos. He aquí la segunda parte del problema, que en términos económicos, ha sido manejada equivocadamente; porque si usted en una empresa va teniendo una plantilla mayor, pero la mitad no produce por estar “de baja”, entonces su productividad se va al carajo. Creo firmemente que la “productividad” de los miembros de estas organizaciones, no está en estar en una celda, sino en la casa del vecino trabajando por el despertar ciudadano.

Los cubanos dentro nos hemos quejado siempre. Por frustración, por desesperación, por apagones, por hambre, por lo que sea; a fin de cuentas, no es solo que hemos vivido en una tiranía, sino que encima tenemos que sufrir la miserable gestión, de aquellos han hecho de la economía, el ejemplo de lo que nunca debes hacer en términos de desarrollo de país. Y de verdad, tiranizados, y encima en bancarrota, eso sí que es tener mala fortuna.

Nuestra rentabilidad en términos de oposición, pasa por canalizar la queja, re-encauzarla; que nuestros hermanos de causa dentro, al estilo de los Testigos de Jehová, eduquen para cambiarle el sentido al malestar ciudadano inconsciente, volviéndolo provechoso para la causa. Reorientar la queja que nace de la frustración, y transformarla en una queja por determinación, es asunto vital, si queremos rentabilidad en la empresa llamada Cuba; una empresa que debe salir adelante con el esfuerzo de todos los que hoy, trabajan en ella, pero sin dirección, planificación ni objetivos para hacerla eficiente o exitosa.

Es eso, o quedarnos como los líderes de hoy dentro, que no son más que contables del sufrimiento de sus hermanos, sin entender que para eso está un exilio con voz libre que pudiera dedicarse a mostrar las miserias de una tiranía; mientras ellos, se dedican a sembrar ciudadanos, a despertar al caimán.

Que si no, sigue la rima sirena.



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