Que viva changó!
En Cuba, desde tiempos de la Colonia, ya sabemos que por el
resultado del esclavismo reinante, aquellos hombres traídos de África tuvieron
que adaptarse, y disfrazar sus celebraciones tradicionales, presentándolas como
si fuesen cristianas. De ahí vino lo que se conoce como sincretismo religioso.
En Cuba, antes de la llegada del castrismo, el 97 por ciento
de la población afirmaba creer en Dios. Aunque las cifras de profesión Católica
estaban alrededor del 60-75 por ciento y la de Cristianos protestantes alrededor
del 6 por ciento, hay una serie de datos confusos sobre estadísticas que no nos
es posible ahondar; eso sí, hoy, después de más de medio siglo intentando matar
a Dios, en Cuba los Cristianos entre Católicos, y Protestantes, rondan el 60 porciento.
Por otro lado, casi 5 millones de Cubanos están clasificados entre
practicantes de “religión popular” y
ateos, un 40 por ciento nada más y nada menos.
Solamente siendo Dios, se puede sobrevivir al ataque que desde el castrismo se sistematizó en
lo relativo a la fe. Y no fue un ataque frontal solamente, no. Nada más le fue
posible, el régimen cerraría escuelas y conventos, expulsando a todo religioso
o religiosa que a título personal o bajo el nombre de las disimiles
congregaciones, ayudaban a la causa de Dios, a la causa de construir el Reino. Procesiones,
celebraciones, revistas, programas de radio, televisión, la cosa llegaría hasta
expulsar a Dios de las casas, de las familias. Y los cubanos, herederos de
aquellos africanos, obedecieron al amo,… y siguieron de fiesta.
En Cuba, el régimen ha utilizado desde el minuto uno, el
sincretismo religioso como arma de combate, de perversión de la conciencia.
Algo que era minoritario en la sociedad cubana de aquellos años, lo favoreció,
al punto de entronizarlo en altares. Cantantes, escritores, artistas plásticos,
medios informativos, todos hablando y haciendo Cátedra del sincretismo. Así, a
Dios no le quedaría más remedio, que tener a mano un surtido de disfraces si
aspiraba a ser parte de la vida del cubano. Y por qué?. Acaso no bastaba el ateísmo
oficial que profesaban militantes de UJC y PCC?. No era suficiente el saber que
solo unos abuelos septuagenarios, eran los únicos que mantenían la razón de
abrir las puertas de las Iglesias?.
No, por supuesto. Ya sabían estos ladinos, que a Dios puedes
desterrarlo de la vida pública, incluso de la Institucional, pero del corazón del
hombre, nadie más que él mismo; y además, también intuyeron que pervirtiendo el
corazón del cubano, y volviéndolo sincrético, lo hacían un poco más a su imagen
y semejanza: Pura fachada.
Si la tiranía ha sobrevivido tanto tiempo, ha sido entre
otras causas, por esta manera que tienen mis compatriotas de entender las cosas
de Dios; que al final, son también, entender las cosas de la vida. Porque los
principios, la fe, son dogmaticos y no dialecticos, como nos han querido vender,
para perpetuarse sostenidos por nuestra ductilidad, por nuestra veleidad como
hombres, creyentes o no.
Porque Dios, Yahveh, Buda, Alá, Zeus, o Elvis, llámese como
lo llames, a en quien has puesto tu confianza y la salvación de tu alma, es
celoso, no le gusta sentirse como una prostituta a la que cambias en función de
cuan llenas tienes la cartera.
Porque la fe exige coherencia y vivencia, no existen creencias religiosas que vayan con
los tiempos. Para eso ya tenemos al comunismo de Castro, para eso, ya existe
algo llamado PCC.
Cubano. Cree en Changó, Obatalá, Alá o Cristo pero cree en
algo. Porque no se puede creer en todo, porque aunque te lo han dicho, eso es
no creer en nada, eso es traicionarse uno mismo, eso es ser un prostituto de la
fe.
Porque a Cuba hay que salvarla, para eso van a ser necesarios
hombres y mujeres de fe.
O estamos perdidos.
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