Sucedáneo castrista.

En la Cuba desgobernada hace sesenta años por los mastines Castro se prepara un traspaso de carteras. La prensa internacional, los marcianos, y hasta los cubanos de aquí y de allá están dándole a la matraca con lo de la sucesión; yo prefiero nombrarlo como un traspaso de carteras por dos razones fundamentales:

La primera es que si reconozco un traspaso de Poder estaré implícitamente reconociendo que hay un gobernante; la segunda es que al conservar el ladino de Raúl el control del PCC que es donde se cuece todo, seguirá con su simple presencia, y sin tener que ladrar ni una vez, haciendo que la jauría siga a dentellada limpia contra el pueblo cubano que para eso ya están entrenados; y además, llevan haciéndolo desde hace decenios.

Es este nuevo pichón castrista un sucedáneo que precisamente por no ser "original", intentará con el fin de agradar a su amo, y mientras se afianza en el cargo para consolidar el poder - que en términos prácticos equivale a reprimir sea de forma larvada o descarada tanto a opositores al régimen, ciudadanos de a pie mediante los resortes de presión ciudadana, como a sus "amigos" de filas en lo que depura-, se armará de su guardia pretoriana si no es que ya la tiene, esperando a sentir a su culo seguro en el excusado, para entonces poder gritar y cercenar con verdadera autonomía; será en ese momento cuando realmente sabremos si será mejor o peor perro de presa. A los cubanos dentro les espera un tiempo de presión hasta que logren consolidar la imagen del advenedizo que no forma parte del cuento castrista de liberación, y que con unas nuevas generaciones que les importa poco todo, tendrán que emplearse a fondo.

Es por eso que la comunidad cubana debería dejar de nombrarlo como lo que intentan venderle, y focalizar sus esfuerzos en la concentración de los grupos dentro, y fuera alrededor de un solo proyecto; porque aunque lleve años repitiéndolo, lo digo otra vez: solo nos salvará la unidad.

Por desgracia no tengo una varita mágica que tanto necesito para arreglar esto, así que debo prepararme para unos días de noticias sobre cada paso del nuevo des-gobernante, y su asamblea de focas amaestradas; que aplaudirán hasta la saciedad sin que ello cambie en nada, el rumbo hacia la nada que desde hace tiempo, marcaría el occiso en su ruta suicida de un comunismo que prometió la fuente de la felicidad eterna.

A mis amigos de travesía les sugiero que dejen de hablar del sucedáneo, y sigamos denunciando el sistema que es nuestro objetivo único si queremos cooperar en que alumbre el sol de la libertad en Cuba. No caigamos en la trampa de los ilusionistas que venden un pescao pocho, ni de los ilusos cooperadores que vaticinarán un tiempo de cambios positivos para los cubanos, que solo entrañan la intención de ganar tiempo.

Vamos a por el castrismo, a extirpar de raíz el mal que no yace en una silla de poder, sino en las conciencias de un pueblo anestesiado que un día plegó sus alas permitiendo que lo enjaulasen; y que hoy nos necesita para encontrar una puerta que tiene delante de sus narices, pero que tantos años de ceguera le impiden encontrtarla.

¡Libertad!

Comentarios

  1. Excelente. Una de nuestras debilidades es no saber ver y transmitir las esencias. Mucho se pierde en la hojarasca. Saludos José.

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