Reformar irreformables?

“Pero si no está en pie, elocuente, erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire… ¿Cómo evitar que se vayan tras ellos todos los aficionados a una libertad cómoda, que creen que con esa solución salvan a la par su fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso es llegada la hora de ponernos de pie". Cualquiera que conozca un poco la realidad de Cuba y sus entresijos con relación a la disidencia, pudiera creer que lo anterior está dirigido a algunos de esos cubanos de hoy; pues no, es la opinión de Jose Martí en la fundamentación y justificación del PRC. Pasa que en la Cuba actual, al régimen oprobioso de Castro son muchos de fuera o dentro; con mayor o menor energía le reclaman al régimen reformas de todo tipo, y color; algunos piden reforma de la ley electoral para poder votar con libertad; otros piden derechos para los trabajadores (derechos a los que estos renunciaron voluntariamente)-; hay quien pide libertad para viajar o para hacer negocios; derechos para homosexuales; compensaciones, y así; tan diversa es la demanda como diversa es la disidencia anticastrista en sus acciones y reclamos reivindicativos; nunca cuestionaría a quién se enfrenta al castrismo aunque sea para exigirle que recoja la mierda de perro; pero no puedo ser indiferente ante la inutilidad del esfuerzo de quienes no acaban de comprender que lo que no mata... engorda; y aquí se trata de matar o morir, que es lo que está haciendo este pueblo hace decenios, muriendo en vida.

Expliquemos pues, mirando a nuestra historia que es la mejor manera de entender el presente, que ha dado de sí el reformismo en Cuba.  Por 1790 aparece por primera vez un movimiento reformista, bajo  figuras como Francisco Arango y Parreño o el Obispo Espada y Landa, aquí en tiempos en que no había identidad Nacional, resulta lógico aceptar la influencia que estos tuvieron en la génesis de la misma. Luego vendrían José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero, Domingo del Monte, llegaría el anexionismo liderado por Narciso López, una tercera etapa reformista, de 1860-1867, liderada por Francisco Frías y José Morales Lemus, no es hasta que, luego de años y años de intentos de acomodar los deseos de una sociedad insatisfecha que llegaría el grito de Yara en 1868. Céspedes  con su actitud ante el estado de cosas, y luego en Guáimaro el 10 de Abril del siguiente año demostrarían cual era el camino a las demandas de libertad de Cuba. Con el fin de la guerra debido a la recuperación económica, nada más comienza a gestarse la segunda guerra,  volverían los defensores de las reformas, los que a decir de Martí, “quieren salvar a la par su fortuna y su conciencia”-, llegarían los Autonomistas, corriente que nace de la mano de Julián Gassie y Manuel Pérez Molina, apoyados por un grupo de los más poderosos hombres de negocios del país. Y todavía estuviésemos pidiéndole reformas a España (mirando atrás y viendo cuanto hicieron por mantenerse en Cuba)-, si no hubiera sido porque un desconocido para muchos, pero que ya desde edades tempranas ha padecido el presidio político, y el exilio; que ha bebido de Bolívar y sus Libertadores; que entiende la guerra necesaria como la solución al problema de Cuba; que funda el PRC, y aúna a los Padres de la patria históricos alrededor de la idea liberadora que culminaría en 1902 con el nacimiento de Cuba como República; y todo ello porque pudo ver la inutilidad de pedirle reformas a España porque sabía que reformas e independencia eran imposible de conciliar.

Hoy, cuando Cuba está nuevamente cautiva, debatiéndose entre alumbrar la Patria definitiva o continuar con un régimen de oprobio y exclusión; cuando las potencias miran babeantes la maltrecha economía Cubana a sabiendas que el régimen es incapaz de gestionar el presente, y futuro de Cuba, y esperan su turno, para hincar los dientes en la espalda del Cubano sin el menor rubor; hoy, cuando el desgobierno de Cuba está dispuesto a todo tipo de concesiones a sus salvadores, no así a los cubanos; hoy, no puede haber reformistas en las filas de la disidencia, sería un enésimo error histórico pagado con la libertad de Cuba y los cubanos de dentro.

Ser muletas del castrismo, colaboradores inconscientes, o especie de tontos útiles, no se lo merecen los Cubanos; ni la ofrenda de Orlando Zapata u Osvaldo Payá; o los presos políticos a lo largo de estos 57 años; ni nos lo merecemos los millones de exiliados que estamos, desde hace 57 años, dando vueltas como zombis por medio mundo. Porque entendámoslo; la libertad y los derechos de Cuba, y la tiranía castrista... son irreconciliables.


Despertad!



Comentarios

  1. Estimado amigol:

    Permítame decirle que hace usted un planteamiento equivocado en su encabezamiento, me refiero a lo de “Matas o morir”.

    Hay muchas diferencias entre la Tiranía y los hombres y mujeres de la oposición, pero una de las más importantes es una diferencia ética: hay muchos de los nuestros que están dispuestos a morir por Cuba, hay muchos de los suyos que están dispuestos a matar por sus intereses.

    Somos diferentes.

    ResponderEliminar
  2. Amigo, mi condición de hombre de fe me limita a hablar de la muerte, al menos en este formsato de manera metafórica. Hablo de elecciones cuando frente a la libertad está el hecho de estar muriendo en vida que es una condicion propia de quienes viven en tiranía o esclavitud que no es lo mismo pero es igual. No entender las limitaciones de la opocisión en Cuba nos lleva a la no aceptación a rectificar, a enmendar el camino, y eso a continuar muertos en vida. De ahí el título.
    Gracias igualmente por la observación.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Opine usted aquí; libre, y respetuosamente.

Entradas populares