Hispania.

Mi madre de adopción tiene dolores de difícil arreglo,
pues no es uno, son varios y no de hoy, son centenarios
fracturas, ponzoña en venas de Tajo y Duero circulando,
contorsion de un país que nunca aprende,
que su siesta y su fiesta la ambicionan allende.

No saben lo que quieren, prerdónales grito
sin que mi voz la escuchen ni mis labios,
que tanta podredumbre no es bueno remover
porque al final sabemos que las miasmas acechan,
que justos junto a impíos habrán de padecer.

Cueva de síndicos, burócratas de complementos,
políticos subvencionados de verbo facilón 
Gloria a Dios y pasta a los hombres que perdió... rezan,
como el tono rojillo de tu farfolla y tus ploretarios
que no nace del cardio, sino del bolsillo del pantalón.

La España de Isabel y de Fernando troceada por imberbes
por padres sin visión y una cábala metafisica errada,
que 17 o 50, pueden ser enteros  pero nunca unidad
Al Andalus re-entregado por viles sin espadas ,
en un tiempo sin Cid, sin Navas de Tolosa, sin hidalga.

País de mil lenguas chillonas y un idioma por millones hablado
pero siempre apocado frente a lerdos que parecen legiones,
loado en academias y escondido del otro
como esconde una moza su grano adolescente,
sin ver que de complejos solo viven los muertos vivientes.

Tierra de Miuras libres resistiéndose a Osborne
géneros defendidos en atriles secuestrados,
miembras descolocadas que al grito de igualdad
queman en holocausto a Picaso, Rafael relegado a villancicos
mientras un victimario pasea su mezquindad.

Tanto bregar para esto madre?, necesito un respiro después de lo remado,
que hacen aquí estas chinches de vellón estirado y mente putrefacta
reniego de hurgarte en heridas curadas que tú conoces bien,
acuerdate del 30, del siglo de la sangre que te obligó a exiliarte
no quiero, me resisto a despertar a Caín, a condenarme de nuevo, y a condenarte.