Ciclogénesis cubana.

Llegó más que anunciado, 
empecinados en querer ver lo que no era, nos lanzamos a sus brazos sin saber que su abrazo era mortal, 
que su olor a palmas, no era más que artificio, oropel de feriante sin más, 
sus amigos, gitanescos tunantes que buscaban medrar, 
y en orgia desenfrenada dejamos hijos, bohíos y gramolas silenciadas.

El hartazgo anterior hizo que nos perdiésemos en lo de siempre, 
tu, yo, elllos, salir de un cerdo para otro nunca ha sido avanzar por caminos de éxito en términos agrarios, 
cuarteles, historias de niños muertos no eran buenos augurios, debimos verlo, pero ahí estábamos, los de congas y fiestas, bailando hacia el cementerio.

No hay perdón para el lerdo, la desidia se paga si la auspician los pueblos, 
que Dios desde su Olimpo no interviene en miserias, 
nos ha dado el arbitrio para usarlo o tirarlo, es cuestión de elegir bien o mal, entendedlo que si no, el desierto te acecha, 
y es dura caminata sin rumbo ni raíz, sin nada.

Ese huracán de enero  que todo lo barrió, se llevó las amarras, 
Santa Cruz la del Sur multiplicada, horror por el error que se verá mañana , huérfanos de aire de sabanas, de jinetes al pelo quedamos, 
que un isleño sin barca es como una lágrima sin sal, como una ola sin rompiente 
o un contrabandista sin su madrugada.

Confiados e ilusos, creímos cuál argonautas desquiciados, que el viento amainaría, 
sin saber que los dados de Fortuna decían ya desde antes, que solo con timones y velas sujetadas con bríos, dejarían acaso a la Itaca latina regresar a su mar antillano, 
que de torpes y perezosos no es la gloria ni el ramo.

Pecar de inocentes no es pecado, es una abominación, 
un estado que solo Dios perdona en tiempo no fijado, 
de ahí que mis urgencias, las tuyas, las de al lado sean hoy reconciliarnos o quedarnos varados en un tiempo sin tiempo, en un mar agitado por los siglos de los siglos, 
no!. primero excomulgado.


Remad, remad hermano, aguante cada vela su palo y empujad todos juntos, o mejor lado a lado, 
para que te respeten, para que el viento entienda que no hará más estragos, porque te has hecho un hombre, porque atrás han quedado, niñez, miedos, pereza, 
porque ahora conviene terminar lo que nunca, debió haber comenzado.






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