Cosechas virtuales.

El buitre cubano, -según los anestesistas del Granma-, ha felicitado a los trabajadores de la agricultura urbana, suburbana y familiar, "por su incentivo al inicio y desarrollo de este programa". Como si no le bastase al que suscribe este mamotreto, sigue explicando las "virtudes" de unos organopónicos que deberán plantearse hasta la exportación de sus cosechas. No sé que edad tendrá esta anestesista de nombre  Sumaily Pérez Carrandi, imagino que será muy joven, y de ascendencia comunista; claro de ser este su caso, entiendo que carezca de conciencia como para rebuscar información acerca del hambre en Cuba, y su relación directa con la gestión que de sus recursos naturales ha hecho el desgobierno de los Castro en estas décadas oprobiosas que va un poco más allá de organopónicos virtuales, intentaré ayudarle en su visión parcial e interesada sobre el tema.

Mi madre me contaba que mi abuelo en el tiempo que estuvo en Cuba después del desastre del 59, se dedicó a seguirle los pasos al iluminado para desacreditarlo frente a quien le pasase por al lado; cierta vez que Castro prometió el fin de la libreta de racionamiento para el año siguiente, mi abuelo aparecería en la bodega encargando un saco de arroz, otro de frijoles.. ante la mirada burlona de Pedro el bodeguero que sabía el porqué de tal petición, y claro, después del obligado comentario entre risas le daría lo mismo de siempre.

Desde el primer momento, el castrismo intentaría cambiar por la fuerza y en contra de lo productivamente lógico, el rumbo de la economía cubana. Así fueron a dar los guajiros a La Habana para estudiar o militarizar el ambiente, algo que junto a la creación de los Koljós caribeños, y su ley de reforma agraria, acabarían con el futuro del campo cubano inaugurando así un camino de hambre y pobreza para todos. De los planes más recordados están el "cordón de La Habana" que según los iluminados estos iban a tener a media Cuba tomando café sin problemas; hubo otro plan donde en Cuba iban a haber más cerdos que personas; y efectivamente, acabaríamos siendo más puercos que personas, pero por la falta del jabón a principios del 90. Pero el plan estrella, - incluso más que su zafra de los 10 millones donde se molió hasta la hierbabuena haciéndola en todo concepto la peor zafra de la historia de Cuba en términos de costes humanos y materiales -, sería convertir a todo el campo cubano de potreros, cafetales, caobas y cañaverales... en un gigantesco marabuzal.

El resultado más doloroso de todo este despropósito es la clase campesina actual, miserable y condenada poco menos que a delinquir para poder subsistir en medio de una tierra rica pero esclava; caballos guardados dentro de los bohíos donde conviven junto a cerdos y familia para evitar ser presa del desespero de otros; cooperativas donde se intenta traficar con los pocos recursos disponibles con tal de sembrar unas calabazas que con suerte nadie robará o una tabla de arroz que tendrás que custodiar para no perderla después de tanto esfuerzo por ladrones irrespetuosos que es en lo que han convertido a la clase social más educada de la Cuba pre-Castro.

En mi adultez temprana pude conocer casos de familias enteras utilizando una toalla ya desgastada para secarse, o campesinas usando el relleno de colchón como almohadilla sanitaria, teniendo en cuenta que en mi infancia disfruté del campo que todavía quedaba exento de cooperativas, puedo decir sin temor, que aquello de los humildes, por los humildes y para los humildes... era una estafa. El castrismo es fuente de ruina y dolor doquiera que mires en la Cuba de hoy, son incapaces de generar riquezas excepto para ellos mismos. Hoy, lo único que puede acabar con el hambre en Cuba es una economía liberada en medio de un tejido productivo donde la libre empresa y el emprendimiento, no sean coartados para favorecer organopónicos de papel y tinta, u hortalizas de atrezzo.

 Raúl Castro debe dejar sus felicitaciones para sus hijos por lo bien que se les da jugar al golf en Italia, o a sus generales por la eficacia a la hora de controlar las aspiraciones de libertad y prosperidad del pueblo cubano; pero este cínico segundón no tiene ni vergüenza ni reparos por una razón fundamental, la superveniencia de su despropósito a cualquier coste es su única prioridad.

 Va siendo hora que los cubanos entiendan, que lo único importante en que deben empeñarse es en cosechar libertad y decoro, que no vendrá sin sacrificios, pero que objetivamente es mejor que saborear manjares televisivos inalcanzables o disfrutar de éxitos productivos que nunca saldrán de las notas de Granma.

Arriba, a por la cosecha definitiva!.



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