Entre Hide Park y el Parque Almendares.

Las comparaciones son odiosas y aun así, lo mejor de estos ejercicios retoricos es poder ir de un lado a otro, de un personaje a otro y aunque puedan mediar siglos entre el primero y el último, resulta curioso cuando puedes ver como las decisiones o visiones de un gobernante, pueden condicionar una cosa u otra de cara a sus pueblos. Ya, no os haré esperar más, este post va de parques naturales, de Enrique VII y Fidel Castro vistos a través del prisma de la historia, que en ningún caso busca establecer un puente entre quien fue un desquiciado adicto a las faldas, al que a modo de redención le han sobrevivido sus obras, y otro desquiciado adicto al embuste al que espero no le sobreviva nada, el primero fundó Hyde Park, el segundo... miseria y calamidad.

Si has estado por Londres o en su defecto tienes internet, podrás apreciar en mejor o menor grado lo impresionante de este parque. Aquel mujeriego se lo birló a los monjes de la abadía de Westminster allá por el siglo XVI para irse a cazar y ya saben a que otras cosas, como las relativas a la "cuestión real" que nos costó la fragmentación del catolicismo y que eran de sus preferidas, -hablo de su afición por cambiar de esposas claro-. Así lo que comenzó como un lugar para el relax de un Rey, terminaría siendo un sitio icónico que ha marcado en su medida, el decursar de la historia de la ciudad y el carácter de sus habitantes.

Hyde Park ha recibido exposiciones universales y más de un Rey ha horadado sus caminos y aunque es un "Parque Real", abrió al público con Carlos I de Inglaterra hacia 1637. Tiene de todo, -como me leen en Cuba donde la población cubana no ha tenido siquera oportunidades para recorrer Cuba-, y no lo digo por el parque en sí con sus monumentos, fuentes como la dedicada a Diana de Gales de aspecto picinesco o sus embalses, sino porque alrededor de Hyde Park está lo que los franceses llaman la "crème de la crème". Pero hay un lugar especial en el parque en su esquina noroeste: el rincón del orador. Allí, desde mitad del siglo XIX los londinenses lo escogerían como lugar para expresarse y cuestionar a políticos, leyes y gobernantes. Creo honestamente que si hay un pueblo que asume la política como ejercicio diario, es el pueblo inglés, y en esto Hyde Park tiene mucho que ver.

Si navegas por la red y buscas "parques en Cuba" verás como te sale en primera página de Google: Parque Metropolitano de La Habana". Si sigues la navegación ves como dice su descripción:
"El Parque Metropolitano de La Habana, que en ocasiones recibe el aditivo de "Gran", es una zona verde de la Capital de Cuba el cual fue inaugurado el 29 de septiembre de 1989 por fidel castro", -la wilkipedia lo pone en mayúsculas pero prefiere dejarlo así, disminuido-. Así, quien describe las maravillas de este parque les dice a los vaijeros, a los incautos y a aquel que no sepa la verdad que "este pulmón verde acoge a más de 20 000 personas que lo habitan en barrios como El Husillo, Puentes Grandes o La Guayaba, lo que hace que estas personas tengan que tener especial atención a su mantenimiento y cuidado...
combinar las influencias de los turistas, con las de sus propios habitantes la dirección administrativa del parque realiza numerosas tareas de educación ambiental, además del manejo en plantas de tratamiento de los residuales líquidos y sólidos, que han hecho que el río se recupere de la intensa contaminación de décadas pasadas. Lo que ha hecho que la flora y fauna acuática se recupere, aunque a un paso más lento que la ya visiblemente restaurada vegetación y fauna terrestres"

Que maravilla, una genialidad propia de Reyes tuvo entonces el "cagandante en jefe" al estilo de Enrique VIII verdad? Algunos, a pesar de que el rio ha sido más un vertedero y cagadero de la ciudad de La Habana durante décadas, estarían tentados hoy a pesar de todo a reconocerle el mérito, o no?

Pues resulta que no. Aquel imnombrable que lo único que hizo en vida más allá de empobrecernos, reprimirnos, exterminarnos o exiliarnos, amén de satisfacer su egolatría esquizofrénica de hombrecillo de estado a las órdenes del Kremlin por África y LATAM, donde haciéndose el mecenas y líder frente a movimientos y pueblos tercermundistas no era más que el recadero de la KGB y el Komintern, no inauguró ningún parque, como no inauguró cientos de obras a las que ya construídas antes de su llegada solo rebautizó, como el Preuniversitario de Camagüey que fue de siempre la Escuela Normal de Maestros. Y es que lo bien hecho que hoy perdura en Cuba en su gran totalidad, fue construído antes de que este hombrecillo le usurpase el poder al pueblo cubano a base de mentiras y amaños.

Sí señor, el famoso "gran parque metropolitano" no es otra cosa que el "Parque Almendares", una iniciativa promovida por el publicista Carlos Velasco en 1912 que fue asumida por el paisajista francés
Jean Claude Nicolás Forestier, conservador de los parques de París, quien concibió un ambicioso proyecto que incluiría al río y sus verdes riveras como atractivos principales para disfrute de los habaneros. Pero claro, en 1989 dos meses antes de que el Muro de Berlín se hiciese pedazos, este timador adquiere la autoría de lo que en construcción llaman una reforma. Lástima que no hubiese esperado 2 meses pues a lo mejor hasta le hubiese hecho un "rincón del orador revolucionario".

Da igual, Cuba hoy con Parque Almendares incluído, es un fiel reflejo de su legado: una país en ruina económica, moral y con una población incívica por décadas de manipulación de la conciencia que igualmente no hubiese encontrado la dichosa esquina del orador ni aunque estiviese señalizada, ya que castro, el cagandante en jefe en su reconversión al hombre nuevo logró anular nuestra educación y talante, para multiplicar las esquinas por millones para lo único que el cubano de hoy sabe hacer en términos retoricos, la gritería.

Lástima de que no nos tocase Enrique VII en la lotería...







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