De piedras en el camino y tropezones conocidos.

Dicen que es solo el hombre el animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Hoy a mis casi cincuenta tacos puedo asegurarles que no han sido solo dos las veces que he visto a hombres romperse la crisma por una persistente incapacidad para escuchar en quienes ya han transitado el camino, las advertencias sobre coscorrones evitables que no lo son por pura soberbia.

Ahora bien, mientras con hombres en el sentido individual la cosa tiene más o menos tintes de complicada resolutividad, cuando hablamos de pueblos los tintes adquieren un tono dramático, y no hablo del de plumas y colorines que artificiosamente se lanza por pura actitud plumífera en ciertos desfiles etc, sino de un dramatismo cierto y agonizante si pensamos en los grupos humanos que en el pasado han desoído advertencias de este tipo. Hablo de Ucranianos o Polacos en pasado, como puedo mencionar a Venezolanos o Cubanos en presente continuo. Y es que estoy hablándoles del tropiezo contra esa piedra indecente llamada comunismo que muchos hoy en esta España del siglo XXI se niegan a reconocer, la prueba es que a esta fecha la tribu de comunistas ibéricos de Pablo Iglesias están colados en el Gobierno disfrazados de demócratas, gracias a la inescrupulosa manera de entender la política que tiene el Presidente Sánchez Castejón, y la apatía e inmadurez política de una sociedad que quiere seguir viviendo instalada en el mundo de ayer.

Hemos de entender algo básico del pensamiento comunista. Se rige por una máxima para ganar a las “masas”, a las que comienza a moldear desde una premisa: lo tuyo es de todos y lo de todos es tuyo. Así es como te convencerán desde su mesianismo hipócrita afirmándote que todo es de todos pues el pueblo es la prioridad, cuando realmente la máxima por la que se regirán y que mantendrán hasta tenerte controlado, empobrecido y dependiente será: lo tuyo es mío y lo mío es mío.

Una élite que llega al podre reclamando en tú nombre derechos que ya tenías y que por el incívico actuar de muchos, puede haber mermado la calidad democrática de una nación o haberla puesto en crisis pero que en ningún caso, es óbice para transformar la realidad de libertad esencial y particular que es la base de nuestras democracias, en libertad colectiva que a todos y a nadie representa pero que les legitima para secuestrarte la voz y en tú nombre decidir. Los que caigan sugestionados irán a parar al provechoso número de las ovejas contadas como fieles y los que no, al doloroso número de los encarcelados, exiliados, exterminados o desaparecidos que la técnica varía en función del sátrapa local y su capacidad para hacer más o menos ascos frente al exterminio y la segregación.

En el año 1961 un tipo como mi abuelo por entonces con más de sesenta años y habiendo sido hasta 2 años antes un profesional de la política en Camagüey, a tan solo 2 años del triunfo de los castristas esperaba para sacrificar al lechón que había comprado de contrabando, -en una tierra donde las piaras de cerdos capeaban por los campos prolíficas y hermosas-, y que entonces por una prohibición decretada esperaba este demócrata a que lloviese para entre trueno y trueno asestar las puñaladas al cerdo y de paso la sangre corriendo por las cañerías rumbo a la calle, no fuese advertida por los chivatos del barrio.

El comunismo oportunista por naturaleza busca en las debilidades o las crisis la justificación para imponerse en nombre de los oprimidos, y enarbola la bandera del humanismo sin Dios (aun que hoy hasta Dios meten en la cazuela) para tomar el control en nombre de las calamidades de algunos o de muchos. Una vez consolidado en el poder, desde el empobrecimiento generalizado y un igualitarismo de mínimos, hablará la nueva clase acomodada en tú nombre para decir que tú quieres ser dependiente y pobre como el resto, porque eso es bueno ya que la medida no es la individualidad sino el colectivo.

La miseria asociada al comunismo que nace de una economía subordinada a la política lleva al país a cuotas de carestías y una vida de supervivencia para la población que evita el cuestionamiento de aspectos éticos o cívicos porque estará dándole prioridad a conseguir el pan que tendrán como reto cotidiano perfectamente orquestado desde las altas instancias, para evitar puedan plantearse siquiera el porqué de su vida de penurias o por lo menos, el tener fuerzas para cambiarlo. Así es como un país como Cuba que era en la comunidad iberoamericana punta de lanza de todo lo que en términos de desarrollo era cuantificado hasta 1959, es hoy una nación sin moneda ni identidad que se arrastra por las cloacas de las estadísticas regionales; y que Venezuela una de las primeras reservas mundiales de petroleo y pródiga en recursos naturales de todo tipo, sea hoy lo que es y que no abundo solo por respeto al dolor de mis hermanos venezolanos.

Cuando Chávez comenzó a ejecutar su plan diseñado donde mismo se diseñó el plan que los fundadores del partido comunista español tienen escondido debajo del brazo aunque toda España sabe que lo tienen evitando así desconocer los detalles, les dijimos a aquellos: cuidado, es comunismo. Aquellos entonces nos respondieron, Venezuela no es Cuba.

Hoy espero que mis compatriotas peninsulares e insulares en este país maravilloso y que tengo como mío llamado Reino de España, no se sientan tentados ante esta advertencia mía a siquiera pensarlo.

Porque les digo, si se despistan... España será Venezuela.

Dios bendiga a España!