Cubano. 9


Manual para recuperar la ciudadanía.

Capítulo 9. Dignidad plena. 



José Martí murió antes de ver a Cuba nacer como la última de las Repúblicas americanas. Y aun así nos dejó su legado, una especie de camino de miguitas de pan que nos conduciría a esa tierra nueva.


No pudo ser, el sueño malogrado aquel 1959 nos cerró de golpe la posibilidad que tuvimos los cubanos de ser mejores como pueblo y desconectó para siempre hasta hoy, el trabajo, la sangre, y los sueños de muchos desde aquella mañana de 1868.

No. Los cubanos no podemos resignarnos a continuar esta senda suicida sin rumbo ni destino, donde una minoría desde la manipulación y la castración ciudadana ha movido los hilos de todos, sin que hayamos nunca comprendido, lo fácil que resultaría soltarse.

Hasta hoy, hasta aquí. Tienes si has llegado hasta este punto, las herramientas para darle el cambio a una mentalidad que nunca fue sello identitario. Somos alegres, parranderos y con tendencia a la distracción. Pero no olvidemos que hicimos 3 guerras de hombres desnudos con simples herramientas de trabajo contra fusiles con tal de ser libres. Y nos fuimos a huelgas generales para terminar gobiernos, y parimos la mejor Constitución de un Continente en 1940.

No sirve de nada lamentarse, creer que los errores de este o aquel nos han traído hasta aquí. Todos somos responsables del desatino que un día nos llevó a encumbrar a un traidor al poder, para luego haber continuado por generaciones, haciendo caso omiso a nuestro deber ciudadano y mirando hacia otro lado, hemos dejado que un puñado de alimañas administrase la vida de millones a su antojo.

Hasta hoy sí, porque hoy has madurado, te has puesto el traje de gala, el de ciudadano de la República de Cuba para no permitir nunca más que hablen por ti, que decidan por ti, que no cuenten contigo para planificar el futuro que tú quieres para tus hijos, y que no entra en los planes de aquellos que seguirán utilizándote por los siglos de los siglos, como un simple número, una mercancía o una herramienta de usar y tirar, que solo sirve cuando sirve sin reservas, al infame propósito de su ruin supervivencia.

No hay más remedio que dar el paso si quieres tener dignidad, un techo decoroso, un trabajo decente y una mesa donde el pan ganado honradamente, no sea motivo de ansiedades sino de alegría familiar.

Sí cubano, ese país es posible, pero ha de hacerse con ciudadanos que quieran vivir en una tierra de dignidad plena, con todos y para todos. Ánimo!

Fin.

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