Cubano. 2

      Manual para recuperar la ciudadanía.

Capítulo 2. El individuo.


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Su definición latina lo cataloga tajantemente: algo que no puede dividirse. Esencial concepto si queremos comprender que cualquier movimiento pasado, presente o futuro en favor de derechos, se sustenta en una simple ecuación: cada uno vale y debe ser respetado en su individualidad. En esa medida, el individuo progresa a persona y a reconocerse como tal en una sociedad de personas.
En Cuba hoy, podemos afirmar que si bien existen personas socialmente hablando, no existen individuos. Esto sucede básicamente porque en el sistema moral y de valores que rigen aceptados por todos, el individuo y la individualidad han sido declarados irrelevantes ya que lo importante es el colectivo de personas.
Esta paradoja social trae como resultado una sociedad de personas que no se reconoce en términos de necesidades, aspiraciones u objetivos comunes, porque estas cuestiones son identificadas, defendidas y decididas por un poder político, y no por la armonización de las diferentes aspiraciones de una sociedad de personas que no existe, porque no hay individuos conscientes de ello que la sustente.


Así, anulando al individuo ha podido el poder político totalitario en Cuba controlar con escasas fuerzas represivas a millones de personas, ya que básicamente estas no se reconocen como tal en su individualidad, sino que se saben diluidas dentro de una “masa” donde es imposible destacar o simplemente, expresar su innegable particularidad existencial.
Es por ello que para llegar a aceptar el papel que como ciudadano tiene una persona en el contexto de una sociedad de personas, lo primero es reconocerse como individuo con la particularidad y la dignidad que el uno merece, para así caminar al objetivo armonizado de una sociedad con aspiraciones de derechos y libertades individuales.
Los cubanos si queremos encontrar la felicidad y prosperidad como país, deberíamos primero encontrar nuestras prioridades individuales y al planteárnoslas, entenderíamos fácilmente que sin un marco de convivencia de respeto a la individualidad de cada uno, de los derechos y libertades personales, es imposible el desarrollo y la prosperidad.
Ahora que ya sabemos que somos únicos y que eso nos hace respetables y personas capaces de insertarnos en una sociedad, intentemos seguir subiendo de nivel asumiendo desde el entendimiento, algo que es vital si se es humano: el colectivo.





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