Tres deseos.
Por estas fechas ,
todo el mundo intenta ser un poco más feliz que de costumbre, y
aparecen intenciones de todo tipo, familiares, amigos, enemigos,
hasta para uno mismo en algunos casos; al final, podemos decir que
son tiempos de deseos y buenas intenciones.
Soy de los que normalmente no pido
deseos para mí, pero este año voy a pedir mis tres deseos; he caído en cuenta de que si tuviera
una varita mágica – primer deseo-, me gustaría tener un mute
-segundo deseo-; si amigo, eso mismo un mute, ese botón normalmente
representado por un altavoz cruzado por una x; pero no un botoncillo
para el índice no, un mute a lo bestia, para presionarlo sentándole
el culo encima.
Pensadlo bien, desde que el creativo
señor Coreano-Japones desconocido lo inventase, no hemos tenido
ocasión de reflexionar sobre la importancia de ese botón en el
cuadro de mando de nuestros aparatos de sonido, y agradecerlo.
Cuantas veces he silenciado una declaración de un populista en la
radio?, o esa canción que te martilla la sien no por su melodía
precisamente?, o la voz meliflua de un vendedor de anuncios
impertinentes de final de película?. No podéis negarme que es un
invento genial cuando quieres encontrarte, alejarte del ruido; de la
tontería; de la estupidez; de la confusión.
Por ello, hoy quisiera tener un mute,
grande de frecuencia transcontinental, y posicionado rumbo Oeste, y
apretar fuerte hasta que alcance a los objetivos y pausar:
-A los castristas, para que no puedan
seguir contando sus mentiras a muchos, para que no puedan seguir
difamando sus calumnias sobre tantos, para que la indecencia le de un
respiro a esas gentes.
-A opositores, y proyectos de la oposición,
porque tantos hablando sobre lo mismo sin un mínimo de uniformidad,
solo producen confusión y ruido.
-Al exilio, para por razones parecidas
a las de nuestros compatriotas de dentro, tengamos un momento de
reflexión sobre si somos realmente útiles o un estorbo a la
libertad.
Y así, todos callados, o mejor,
forzadamente enmudecidos, dejando a perros sin ladridos, y al resto meditando; sacar la varita y apilar en una plaza a
todos los cubanos de a pie, los únicos responsables del cambio en
Cuba, y decirles que el exilio no es la solución, que todos los que
estamos fuera lo que realmente queremos es su liberacion, y no ver quien habla o insulta más; luego les
haría entender que en los grupos opositores, aún disonantes, y con
proyectos limitados están sus hermanos que en una heroica avanzadilla, han abierto senderos de libertad que solo necesitan confluir. Por último, les mostraría a los castristas para que puedan ver que aquellos a los que han apoyado, temido, o sencillamente ignorado, son la raíz y única causa de todos sus males a los que, si se levantan, pueden terminar con ellos de una vez.
Y ahora, mi último y tercer deseo. Al apretar nuevamente el mute y devolverles la voz, desearía verlos en comunión - a los buenos-, hablar a una, empujar a una... y vencer.
Y ahora, mi último y tercer deseo. Al apretar nuevamente el mute y devolverles la voz, desearía verlos en comunión - a los buenos-, hablar a una, empujar a una... y vencer.
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