Odiosas comparaciones.

Ha salido a primera página del Granma del que todos sabemos a qué se dedican, una publicación con José Martí en un lado, y al otro al occiso que nos desgobernó por sesenta años. No es la primera vez que con total indecencia, intentan vendernos a los que nunca lo hemos comprado, un genero que apesta a huevo culeco.

No voy a hablar del indeseable, hablaré del mensaje que me parece lo verdaderamente importante; a fin de cuentas los cubanos llegaremos un día a situar a Martí en su pedestal nuevamente, y a esas cenizas en forma de mojón, lejos de Santa Ifigenia donde solo los buenos tienen derecho a habitar.

El mensaje esta vez busca establecer su conexión a través del antimperialismo. Es conocida la carta a su amigo Mercado donde entendiendo los apetitos expansionistas del gigante del norte; quiso Martí con la libertad de Cuba impedir a tiempo su extensión por las Antillas. Pero conociendo a Martí, sabiendo de su admiración por la sociedad norteamericana, por su pujanza, y los padres fundadores que tanto admiró, sé perfectamente que el antimperialismo de Martí se traducía en prepararnos para entablar relaciones mutuamente beneficiosas basadas en acuerdos conseguidos en igualdad de condición, desde el arte de la política bien entendida, y ejercida; cosa en la que era más que un alumno aventajado, el Maestro.

Nunca se le hubiese ocurrido a Martí cortar con alguien que era socio comercial numero uno de Cuba, responsable en gran parte de nuestro diferencial en la región. Jamás se le habría pasado a Martí por la cabeza cambiar una moneda garantizada con oro en todo el mundo, y envidia de todos por ser la única que cambiaba a positivo junto a la libra esterlina frente al dólar; por otra sin valor, por la única motivación de intervenir empresas extranjeras más o menos reprobables, pero en ningún caso expropiables.

¿Cómo iba a decidir Martí la instalación de unos misiles nucleares en suelo cubano, si estaba en juego la tranquilidad, y la seguridad de los cubanos?; ¿de dónde han sacado que el Maestro de todos hubiese decidido que cubano era bueno, y cual no en función sensibilidades ideológicas?

Como iban a pensar estos anestesistas desvergonzados que José Martí, que fundió a jóvenes y viejos; a exilio, y cubanos de dentro para alumbrar la patria de todos, iba a dictar la salida de millones de cubanos por el hecho de pensar diferente.

A quien puede ocurrirsele sin sentir vergüenza decir que el que plantó la idea de la libertad individual como base de su primera ley, la de la dignidad plena; podían encontrársele paralelismos con el que ha ahogado nuestra voz, matado nuestros sueños, y llenado Cuba de cárceles y cuarteles; mientras el cubano es un mendigo en una tierra bendecida que solo disfruta una casta, y un extranjero que nos da limosna mientras ensucia la imagen de nuestras hijas, amparados por aquel que se ha comparado con el hombre que escribió la “Niña de Guatemala”, aún sabiendo que este engendro es responsable de haberlas obligado a prostituirse despues de empobrecerlas económica y moralmente.

Llegará el día en que podamos de una vez colocar a cada cual en su sitio; los primeros a los máximos responsables estén vivos o muertos, pero luego a todo ese ejército de serviles que con premeditación, y alevosía, han amplificado toda sarta de embustes como estos a través de los años; y que tienen a los cubanos de hoy, creyendo que patria es lo mismo que castrismo, y que Martí no desembarcó por playitas, sino por las coloradas.

Perdonen que no continúe pero necesito ir al baño.


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