El vivo vive del bobo...
Y el bobo de su bobera.
Así dice el refrán que todos sabemos
desde siempre, para los que no lo conozcan alude a que en este mundo
hay dos clases de personas en términos de buscarse la vida. Los
espabilados que logran sacarle rédito a sus acciones, y a los que se
les mueren los hijos en la barriga, que son aquellos que se dedican a
a solo poner la espalda mientras aguante.
El año 61 no había doblado la
esquina, cuando ya el olor a muerto apestaba cada rincón del país; país
que hasta hacía poco, era émulo entre sus hermanos, y admiración para aquellos que
veían en nosotros un modelo a imitar. Todo el mundo quería venir a
Cuba, no alargaré con datos porque ahí están las cifras que no me
dejarían mentir.
Pero todo se fue al carajo desde el
momento en que dando marcha adelante al plan desde México elaborado,
se atrevieron a instalar misiles, y a cambiar la moneda con aquel
ministroso Guevara como referencia de lo que debe hacer un economista
o aquel que finja serlo, si quiere arruinar a un pueblo. De aquellos
polvos estos lodos; y al que no le guste que tome purgante si quiere,
pero la realidad del cubano después de todos estos decenios de
economía socialista, son tan evidentes a la vez que lacerantes, que
mejor dejarlo ahí, y que contraste estas aseveraciones el que quiera asegurarse.
Los países “amigos” de la región
no tardarían en darse cuenta del cable que Castro les estaba
tirando; muchos de aquellos con sus poblaciones atrasadas, y
hambrientas; vieron en la destrucción de Cuba su salvación. No me
extraña que todos hayan apoyado el modelo cubano durante tantos años
sin que ninguno se animase a tomarlo para sí; y es lo que decía mi
tío: que está loca dices, avísame cuando se coja la teta contra la
puerta.
Porque mientras celebraban la danza de
muerte de Cuba como país, iban fortaleciéndose en la región como
referencias económicas; es lo que tienen los espacios estancos, que
si se ausenta alguno, otros recuperan para sí el vacío dejado por
aquél.
Hoy por ejemplo, el Caribe, que tiene un
área geográfica equivalente a 132,218 Km cuadrados de toda esa extensión,
Cuba posee la no desdeñable cantidad de 109,884 Kms cuadrados; casi
¾ partes del todo. Se dice pronto pero tenemos casi seis mil
kilómetros de costa. ¿Y?
Gracias a las políticas de los castro
en los últimos sesenta años; a su amor por el pueblo cubano; su
dedicación a que seamos un pueblo prospero; de los 27 millones de
crucerístas del 2017 por ejemplo, apenas 4 millones visitaron Cuba;
esto representa menos del 15% del total, teniendo como tenemos
nosotros, las ¾ partes del territorio y concentrada en una sola isla
prácticamente.
Así que de los más de 2 billones de este
negocio; Cuba, que debería aspirara a tener prácticamente el
35-45% solo agarra menos de un 15. No puedo menos que sin ser economista,
proponer al Castro que queda, a su familia, y a los que soportan este
engendro de desgobierno para el Nobel; pero no para el de economía
evidentemente, sino para el de hijos de puta inter-galácticos que es
lo menos que se me ocurre en estos momentos de frustración y enfado
por la contumaz predisposición del castrismo a joderle la vida al
cubano; y a los cubanos por la desvergüenza de tanta dejadez, de no
valorar la suerte de haber nacido en esa maravillosa isla hoy
convertida en la ruinosa finca de los Castro.
O nos dejamos la bobera, o seguiremos como hasta hoy, cayéndonos de boca, y levantándonos con dolor en el culo.
Comentarios
Publicar un comentario
Opine usted aquí; libre, y respetuosamente.