Ley de ajuste cubano.

Es una ley federal de los EEUU promulgada el 2 de noviembre de 1966. Aprobada por el 89.º Congreso de los Estados Unidos y firmada por el Presidente Johnson. La ley aplica a cualquier nativo o ciudadano de Cuba que haya sido inspeccionado y admitido o liberado en los Estados Unidos después del 1 de enero de 1959; haya estado físicamente presente en ese país durante al menos un año; o sea admisible como residente permanente de los Estados Unidos. Ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de estos años, la más conocida la corrección que dividió a los cubanos en función de cuan húmedo tuviesen los pies. Hoy, el saliente Presidente Obama acaba de retirar la mención a esa parte de la anatomía humana y la ley vuelve a sus orígenes.

El castrismo ha pataleado echándole la culpa a EEUU de sus desgracias y para ello elaboró una estrategia de dos frentes: El embargo que redefinieron como bloqueo, y la ley de ajuste. Al primero lo acusan del atraso y miseria de Cuba, a la segunda de promover salidas ilegales e incitación a la emigración descontrolada. Nos ocuparemos de esto último.
Desde el 1 de Enero ya salieron barcos privados y aviones con Batista a la cabeza hacia EEUU, era la expresión de un temor hacia el comunismo en una sociedad que con sus defectos y virtudes, era émula, alegre y libre.
Primero fueron nuestros abuelos, aquellos dejaron todo total, era cosa de unos meses. Luego tocó el turno a los hijos, nuestros padres los Peter Pan, Camarioca y compañía que salieron como pudieron ya sabiendo que aquello por desgracia iba a contradecir lo que se pensó en un inicio.

Luego siguió, la mermelada, la ensalada y la enramada.  Durante años la rima seguiría, y nos tocó el turno a nosotros, los balseros en crisis. Y nos fuimos dejando el histórico chiste: el último que apague El Morro. Pero no pararon, ahora están nuestros hijos en la misma canción y así hubiéramos seguido si no hubiese sido por “el negro”. Si ya lo sentenció nuestro Vernáculo: el negro si no la hace a la entrada….
Si se quiere tener una idea de la magnitud de la emigración, solo en los últimos dos años han entrado en EEUU más de 100 mil cubanos, increíble si tenemos en cuenta que hay que sumar todos los que han salido a donde sea… hasta a la Conchinchina. Tengamos presente para entender la magnitud del asunto,  que el PIB de la comunidad cubana en EEUU es superior al de Cuba, esto con menos de 1/3 de la población de la Isla; eso sí, Miami en 1960 terminaba en la avenida 72, allí estaba “la última parada” donde el autobús regresaba por Flager al Down Town, el aeropuerto era poco más que una caseta ah, y nada de Dolphin Mall o Punta Cana.

A pesar de que el castrismo ha cacareado y pataleado, lo cierto que es hoy  realmente es que comenzarán a preocuparse. Frente a la presión popular siempre han sabido utilizar la emigración como válvula de escape; acaso hemos olvidado que la crisis de los balseros fue el resultado del “Maleconazo”?
Dios sabe que no juro, dijo El Señor “di si a lo que es sí, y no a lo que es no”; aún así, pudiese jurar el dolor que me produce el saber el sentimiento de frustración que deben estar sintiendo aquellos que hoy, ven como la solución encontrada a sus vidas miserables y coartadas, -como un día la vimos nosotros-, se ha cerrado. Pero también puedo asegurar, que la Sabiduría de Dios actúa en la historia y muy probablemente hoy se ha producido un aumento de la velocidad en la carrera hacia la libertad de todos los cubanos.

Porque si mis abuelos se hubiesen quedado en Cuba, junto a mis padres y nosotros, hoy a lo mejor, existiese este Miami y Punta Cana, pero en Cuba la historia hubiese sido otra.

Hay caminos de libertad y prosperidad dentro, solo hay que buscarlos, reclamarlos, merecerlos.

Ánimo.

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