La casa por el tejado.

Es esta tendencia algo normal en el cubano. Porqué?. Nuestra condición Insular es responsable de una dosis extra de egocentrismo, en ocasiones mezclada con una visión limitada de la realidad debido a un personalismo que nos impide el intercambio, y la comunión. Así ha sido desde hace centurias, y es en parte causa por ejemplo, de que Cuba fuese la última de las colonias en liberarse.

 Así, y sin quererlo, es nuestro carácter uno de los elementos que han favorecido y servido a los intereses del régimen Castrista.  El mérito de la tiranía ha sido entendernos y acentuar lo que hace de nosotros una masa más que un pueblo. Divide y vencerás ha sido su máxima, y a ello nos hemos prestado sin dilación, secundando desde el desconocimiento o la desidia, a quienes oportunamente llegaron para traicionar el legado de quienes dieron su vida porque Cuba y sus gentes, fuesen parte del concierto de las naciones libres americanas.

Sin embargo, nos hemos resistido y nos honra, solo que no es suficiente. Hoy puedes encontrar doquiera a cubanos prestos a luchar por la libertad de Cuba, eso sí, hay tantas soluciones como adalides. Escucharás planteamientos de convicciones tan honestas como tóxicas a la causa; sobre como anexar Cuba a EEUU, o que con Obama no pero con Trump sí, o sobre quién debe ser el líder de la oposición o el Presidente del  País, o pedirle reformas al régimen; verás enarbolar frases de Martí tan acomodadas como incomprendidas buscando la justificación a sus posiciones, a sus reticencias a no anteponer la causa de Cuba a sus visiones personales.

Es una realidad hoy, que tanto unos como otros, -y sin que pueda dudarse de su honesta búsqueda de la libertad y el valor de su sacrificio en algunos casos-  estamos como ciegos sin lazarillo, los de dentro arrogándose, los de fuera desoyéndolos. Somos como un grupo de párvulos a quienes se les ha permitido tomar los instrumentos de una orquesta sinfónica para que saquemos música. La bestia se alimenta de nuestra división, de nuestra confusión, de nuestra incapacidad para comprender que no puedes construir sin cimientos, sin una base que soporte todo el andamiaje. Cuba no necesita líderes, presidentes, partidos políticos, constituciones, Administraciones Norteamericanas y toda esa suerte de Macondo que es hoy el universo anticastrista en general.

Nadie por si solo va a liberar a nadie, acaso podrá conseguir unos simpatizantes más o menos convencidos pero que frente al problema de Cuba nada representan, o unos réditos económicos que enerva de solo pensarlo. Ningún proyecto servirá para acabar con el Castrismo por sí solo, acaso servirá para mantener la rebeldía y el honor de nuestros antecesores, o el afán de protagonismo de algunos, pero nada más. No habrán líderes mientras se intente imponer un camino desde una posición ventajista de una simple condición numérica, acaso mantendrá una probable ascendencia forzada sobre tus hermanos que a nada conduce; o desde posiciones arrogantes de meritos adquiridos por otros que es una perversión; o intentar convencer cuando no se es capaz de escuchar con humildad. Los lideres para ser creíbles, deben ser auténticos y Cuba hoy, ciertamente no los necesita en términos de prioridad.

A los héroes es preferible comprenderlos e imitarlos que citarlos, el único proyecto a llevar adelante es el de la unidad de los cubanos alrededor de la idea de acabar con el castrismo, y fundar la nueva Cuba. Cómo hacerlo?, con la movilización del pueblo, que se conseguirá desde  el ejemplo de unidad y mensaje armónico de quienes disienten ya sea dentro o fuera, y  que representan la levadura que se necesita para que el tiempo de granar resulte en ciudadanos comprometidos que serán los verdaderos protagonistas del cambio.

Porque si no, se nos cae la casa. Manos a la obra!
 
 

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