El laberinto de Abascal.

El líder de Vox anunció en el último control parlamentario al gobierno de Pedro Sánchez, que llevará adelante una moción de censura. Los motivos, -para aquellos que me leen allende fronteras-, pudieran ser muchos. Yo lo resumiré en pocas palabras: porque un gobierno socio-comunista tiene a España con una desastrosa gestión de la pandemia y encima aplaudiendo porque su administración haya tenido que pelear con uñas y dientes nada más y nada menos que para pedir un préstamo en el intento de auxiliar a una economía a la que no pueden haber golpeado más en tan poco tiempo. Y espera que no es gratis, hay que devolverlo así que no entiendo la euforia pero bueno como dicen por aquí: tú mismo. Y la duda: irán a bien emplearlo? Para muestra un botón. Como si el gasto administrativo en este país de lazarillos no fuese suficiente, nuestro presidente nada más bajarse del avión aún sin el dinero en el bolsillo ha organizado como buen socialista, un acto a tutiplén con todos los presidentes-reyezuelos autonómicos para decirles lo que ya sabían: él administrará "convenientemente" y para sus propios intereses no los de España, los dineros que luego pagaremos todos aunque unos más que otros, visto lo de los vascos.

Y claro Santiago Abascal ha hecho lo que ya estaba tardando. Porque la moción de censura que sería ideal que le fuese administrada sin paliativos a quien se coló con igual maniobra en el poder, es un instrumento democrático que si bien antes de Pedro Sánchez a nadie le dio por aplicarlo (de manera efectiva), hoy con el parlamento como está es una de las peores empresas en la que puede un político embarcarse, exceptuando si se nombrase Pedro Sánchez que ahí cambia la cosa porque este es especialista en escapismo y mañosería.

Abascal está en un laberinto. A su vera tiene al Partido Popular "de Pablo Casado" renqueando entre su ala azul clarito y la de más oscuro que tienen al albatros dándose golpes desde los tiempos "de Don Mariano", que pasó del control absoluto con el que ganamos en 2011, a casi competir por el segundo puesto no sin antes terminar siendo echado fuera del poder por un advenedizo. Y es que España tiene una predisposición para la convergencia planetaria en eso de los políticos que ya sabe usted. Y si no, miren al Cs "de Rivera" para lo que ha quedado, pero bueno centrémonos en Abascal y su moción que de momento es el caso que nos ocupa.

Y preocupa. Porque gestionar una moción de censura según los conceptos tradicionales conque se juega aquí a la política, supone un fracaso total. Aún cuando el PP y Cs estuviesen por la labor por esas cosas de la conjunción, tendría Vox muy complicado vencer a la bancada de la indecencia. Comunistas, pro etarras, independentistas y hasta tránsfugas estarían conspirando con el rey de las conspiraciones desde la muerte de Fouché al frente de la coalición. Sé perfectamente que Abascal no cederá en su determinación, como tampoco edulcoraría una moción que dejase medio gobierno o cosas así con tal de cerrar acuerdo con sus homólogos de centro derecha. Pero con todo y lo de más allá, esta moción de censura si en un inicio dije que estaba tardando es porque entre la deuda disparada más allá del 100% del PIB, una segunda oleada de COVID que ya está sentada en la cocina, y gestionándose España entre 18 personas jurídicas, tan variopintas y en una especie de pseudoanarquía encubierta a ojos de quienes nos han prestado un dinero que supone una oportunidad para salir del hoyo a un país lleno de parados y en medio de una reseción mundial, lo de la censura clama al cielo.

Recuerdo mi reunión en Madrid con el vice Secretario de USO cuando allá por marzo del 2019 fuimos a explorar la posibilidad de que nos ayudasen a introducir una moción de condena a Cuba por violación de los derechos laborales en la empresa extranjera con relación a nuestro proyecto "El Trabajo Indecente". No puedo negar que fueron corteses y receptivos e incluso, nos animaron a buscar en la vía judicial el camino para terminar con el secuestro salarial de los trabajadores cubanos en nuestras empresas. Eso sí, no llevarían adelante la petición ante la confederación sindical para buscar la condena en la OIT porque por esa vía: "era una batalla perdida".

Entonces no pude menos que agradecer el tiempo, la gentileza y la atención que nos habían prodigado. Ahora bien después del agradecimiento y antes de dejarles con sus cosas de sindicalistas, les hice saber algo que es vital si se quiere ser medianamente coherente y honesto: en la vida, hay batallas a las que se va aunque uno sepa de antemano que será vencido, porque como dice el refrán: lo que no se hace por amor se hace por honor. No tengo una bola de cristal para saber cómo saldrá Abascal de este laberinto político cuando en Septiembre lleve adelante su moción. Lo que sí sé, es que España entera observa y aunque nuestra casta política crea que los españoles somos tontos no lo somos tanto y si no, espérense a las elecciones.

Ánimo Don Santiago!


Comentarios

Entradas populares