Carta a un hermano castrista.

Aprovecho estas lineas, esperando que al recibo de las mismas, te encuentres “bien, en compañía de los tuyos y gozando de buena salud”. Se que te extrañará mi carta, es normal que además te extrañe el encabezado, mezcla para mi del bien y el mal que encarnas, como si en ti habitase una dicotomía imposible más que de contener, de mantener. Sabiendo que muy probablemente debido a los años de desinformación que afectan a generaciones te será difícil entenderme, pasaré a explicarte el motivo, y más que ello, las motivaciones que me han llevado a escribirte.

Hermano; si, aunque ya se que viniendo de un exiliado anticomunista y anticastrista, me recibirás con reticencias, aun así: hermano. Primero porque compartimos género, luego somos con defectos y virtudes, parte de un mismo pueblo al que, aunque te hallan obligado a separarlo en buenos y malos, los buenos no son tan buenos, y los malos no somos tan malos; y honestamente he de comunicarte, que en muchos lugares del mundo, conviven en armonía a pesar de diferencias ideológicas “buenos y malos”.

Deseo te encuentres bien te comentaba; si, porque sabiendo que eres parte de un pueblo castigado por decenios de hambre solapada, de angustias cotidianas para sostener con decoro a las familias, de viviendas precarias donde os hacináis por obligación, de salarios paupérrimos que no alcanzan a la canasta básica, sin un horizonte de autonomía económica, sin capacidad para ser reconocidos en vuestra dignidad e individualidad; sería realmente un milagro que te encontrases bien.

En compañía de los tuyos; si, o los tuyos en tu compañía. Porque con más de medio siglo de castrismo, rondan los 20 mil cubanos muertos/desaparecidos en El Estrecho amén de otros miles en guerras inútiles, otros muchos encarcelados y millones exiliados; por lo que esto como ves,  si que sería un verdadero milagro. Gozando de buena salud; la salud, ese equilibrio entre lo físico-psicológico-social puedo asegurarte que no existe a tu alrededor, y que a tus años creas que si, sería como creer que existe algo en este mundo que sea bueno-bonito-barato.

Pero dejo las formalidades y los conceptos para acercarme a ti, que entiendas que yo, aunque lejos me siento parte; que aunque exitoso en unos términos, nada tengo porque el único éxito que me reconocería, sería el haber colaborado en liberarte; que aunque mis hijos son libres, sufro la ideologización y la manipulación de los tuyos; porque aunque vivo en libertad, he descubierto que la motivación para hacerte estas lineas y pelear por ti, por todos, es el dolor de saber a mis hermanos presos e imaginar la pena de sus mujeres, la angustia por la ausencia en sus hijos.

Puede que ocupes un cargo en ese desgobierno que a lo mejor te hace disfrutar de una sensación acomodaticia o no, en cualquier caso, recuerda que el hecho de que Cuba será libre es indiscutible, y ese día, entenderé tus miserias, tu ignorancia, tu ceguera; pero lo que nunca entenderemos será que hayas cooperado activamente contra tus hermanos, o que te hayas aprovechado de sus debilidades, o las tuyas, para causar dolor ajeno.

Por eso te invito a mirar dentro, en cada hombre habita el bien aunque sea ínfima su concentración, así que busca en tu humanidad perdida, mira a tu alrededor y encontrarás tu camino de redención que todos más tarde o más temprano, estamos obligados a caminar, y una vez lo hallas encontrado, voltea la cabeza y me verás a tu lado, junto a otros muchos que ya estamos en ello, por ellos, por nosotros, por ti.

Es la hora, 



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