Cambiar el guión.

Qué cubano no recuerda al instante esta frase: "Buenos días papaítos, mamaítos y abuelitos....". Por supuesto, el inolvidable Armando Calderón nos hizo a muchos, o al menos a mí, pasar las mañanas del domingo más entretenidas, comparado con Tía Tata era como de la noche al día.

Todos sabíamos que iba a decir, fiel a su guión, aquel hombre grande en su arte, incluso ya desgastado por el tiempo y muy probablemente por recuerdos de tiempos mejores, se empeñaba en que viajásemos con él, como invitándonos a escapar al menos por 30 minutos de los dolores que nos rodeaban.

Para el ser humano, la certidumbre es importante, al fin y al cabo somos animales de costumbres, como casi todos, y necesitamos nuestras rutinas, nuestras costumbres...nuestros guiones que seguir; solo que a veces conviene sacudirse el polvo de la rutina y apostar con fe, con esperanza de que el cambio puede ser bueno.

A finales de Febrero en el 58 Festival de Viña del Mar, la cubana Danay Suárez arriesgándose a perder por descalificación, cambió la canción que llevaba porque según ella, quiso - y cito- : "aprovechar la audiencia para entregar un mensaje más espiritual. Preferí arriesgar y dar un mensaje, antes de poner un adorno...preferí salvar...".

Conocí la noticia al día siguiente y he tenido que esperar unos días para comprender realmente la dimensión del hecho, la profundidad de su explicación, la valentía de su letra, la redención de su acto en términos de pueblo. Porque si a Dios lo apartamos de nuestros corazones, y les dimos la espalda con lo que ha conllevado de travesía expiatoria para el pueblo de Cuba, ese día, en la personificación de una chica sencilla y humilde, los cubanos nos reconciliamos con Dios, con nosotros mismos, con nuestros muertos y nuestra historia.

Cuanta sabiduría encerrada en una canción que por preferencias musicales nunca hubiese escuchado.

 "Ya no quiero agradarle a mi ego, ya no puedo quemarme de nuevo
Ahora quiero ver como ve un ciego, doblar las rodillas, pedir perdón
Porque creí que la mentira era una solución,
Por desatar la ira y romperme los dedos,
Porque pagué con la traición una traición..."

Hoy Cuba pide a gritos a todos sus buenos hijos que cambien el guión. Al exilio sedentario y esquivo, para que se comprometan con los dolores de su patria, y ayuden a alumbrar la libertad para sus hermanos; a las organizaciones opositoras dentro y fuera, para que renuncien a proyectos individuales, parciales, mezquinos, y abracen todos el único y definitivo proyecto que es liberar a Cuba; a los cubanos de dentro, para que entiendan que el miedo paralizante y la seducción hipnótica castrista, hay que sacudírsela como el perro a las pulgas para avanzar a un mundo de libertades, derechos y prosperidad.

Preferí arriesgar... preferí salvar. Si hermanos, todos juntos hagamos la mayor apuesta, la única que quebrará a la banca despótica e inmunda del castrismo. Una apuesta de todos los buenos por el cambio salvador, el que nos permitirá ser nuevamente dueños de nuestros destinos, el que nos dará la victoria.

El cambio es bueno, a por el cambio.



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