Esclavos del Siglo XXI.
Hay hoy en Colombia, un grupo de médicos cubanos en un limbo
migratorio, después de haber abandonado sus compromisos laborales contractuales
con el desgobierno cubano,-que el castrismo lo clasifica como traición/deserción-,
le reclaman a Estados Unidos por un asilo que en principio, es un compromiso de
la Administración Norteamericana con este tipo de profesionales en su situación.
Es difícil para ellos, primero porque la certidumbre es vital al
equilibrio mental, además, porque estos médicos, que salieron de Cuba siendo adalides
de los éxitos del castrismo, y que funcionan en muchas partes del mundo, junto
a otros que suman decenas de miles, como promotores del neo comunismo populista,
bastante tienen con reconocer, que han sido esclavos en el siglo XXI, y que estarán vetados en su país de origen
durante años, años en los que, si han dejado familiares directos, tardarán en
verlos.
Para cualquier persona no nacida en el comunismo, o no informada sobre la realidad de países como
Cuba, Corea del Norte o China, es difícil entender estas historias. Lo normal sería
preguntarse: ¿por qué si eran baluartes del castrismo, abandonan en masa? Si no
eran partidarios del estado de cosas: ¿por qué aceptaron salir a representar
ese papel?
Entender estas preguntas es entender porque Castro ha
perdurado a pesar de todo. Te controla la oferta, mientras te empobrece, para
que tu única salida sea aceptar lo que a fuerza de necesidad estás obligado,
porque filosofar o hacer política con el estómago de tus hijos vacíos, es una
virtud solo de héroes, que aquí no aplica.
Esos médicos,
profesionales que en cualquier lugar del mundo, vivirían decentemente con
arreglo a su profesión, son contratados a través del desgobierno cubano, por lo
que participan de una pequeña parte de
los dividendos que con diferentes modalidades siempre tienen como base dos
condiciones: Cerca del cincuenta por ciento del contrato va a parar a las arcas
de Castro, y quien te controla, renueva o suspende no es el empleador
extranjero, es Castro desde La Habana. Además, se le añade el hecho que ninguno
de esos profesionales, puede llevar al país en el que esta, normalmente por periodos
largos, a su familia, esta se queda en calidad de rehén del sujeto, en caso que
quiera “traicionar” a la causa.
Pero la libertad es algo que solo el preso valora, y estos
cubanos después de años de esclavitud cómplice, al salir al mundo, aprenden a valorarla. Por eso la Administración Obama
debe cumplir su compromiso, por coherencia, por respeto, por humanidad.
Llegará el día en que los profesionales cubanos, dejaran de
aceptar ser esclavos, y abandonar su país
por unas pocas monedas, para ello es necesario entender, avanzar. La libertad, la verdadera, sí que tiene precio.
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