Aihooo, aihooo, nos vamos a trabajar…..

No es sobre los siete enanitos que hablaremos, no. Ha aparecido esto publicado en un medio: “Trabajar con amor es uno de los nombres de la felicidad. El trabajo más eficiente  es el que sale de las manos de una persona que lo disfruta. El mejor remedio contra todas las dificultades es el trabajo”. Esto dicho así, invitaría a la reflexión, si no fuera porque es una publicación del Periódico Granma, el Órgano Oficial del PCC y donde bajo el título de “Ir al trabajo como a una fiesta". Uno de los anestesistas a sueldo, ha administrado una dosis del placebo castrista a la población cubana, que no lee el Granma porque quiere, sino porque no puede acceder a otra cosa.

Es de una desfachatez increíble, teniendo en cuenta que el salario medio en Cuba es de menos de quinientos pesos cubanos,  y que traducido a la moneda con acceso a productos de la canasta básica, son alrededor de 20 CUC. Si además, sabemos que el precio de 1 litro de aceite de girasol  2.10CUC, doblando los precios de este producto en Europa, es un despropósito. No hay que olvidar, hablamos de una tierra bendecida por el sol, con miles de hectáreas abandonadas y donde los gira-soles estarían encantados de colaborar.

¿Cómo ser feliz en el comunismo?, solamente desde una posición de burguesía proletaria, o desde un divorcio con la realidad debido a una afectación mental. ¿Cómo poder acudir raudo, contento, y esperanzado cuando sabes, que el horizonte que te espera al final de mes, es la nada, la miseria, y la total imposibilidad de acceder con tu esfuerzo honesto y comprometido a las necesidades más básicas?. Sencillamente, no se puede. Hace más de dos mil años, un filósofo chino, Lao Tzu dijo: “Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo el presente”.

 Les puedo asegurar que ese sabio señor no se imaginaba, que llegaría el comunismo a China, o a Cuba. Porque en el comunismo, el que he conocido, y experimentado en mis carnes, en el que viven cada día más de 11 millones de cubanos,  el pasado es el horror dulce que ya  no puede alcanzarte, el futuro es el dulce sueño que intentas soñar sin éxito, y el presente la ausencia de dignidad, de libertad, de paz. Si queremos saber la realidad, tener una idea, acerca de esa felicidad que ha querido vender Granma por boca de uno de sus anestesistas, solo hay que repasar el refranero cubano: Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos.
Habrá quien se pregunte. ¿Por qué compran entonces el periódico si saben que les están administrando dosis de somníferos que subyugan su conciencia?. Ay amigo, con un papel sanitario en CUC, el cubano obligado por las circunstancias da cuenta de Granma, y en silencio, en su intimidad, de manera rotunda, le muestra al castrismo que piensa de su anestesia.

Esa es su compensación.
 

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