La gran mentira.

Desde los inicios del comunismo, la gran estafa que fue tejida para convencer y amoldar a la masa necesaria que soportase al sistema una vez asesinada la familia real rusa y desmontado el sistema feudal que la sostenía, fue enfrentar el nuevo modelo ateo y colectivista al "capitalismo" que era básicamente, casi el resto del mundo mundial.

Siempre he mantenido la tesis que el comunismo teniendo su génesis histórica en el marxismo surgido gracias a la revolución industrial y a unas contradicciones esperadas entre la clase obrera y la patronal en un momento histórico de acomodo de fuerzas que ladinos como estos entendieron muy bien y erigiéndose en mesías prometieron un nuevo reino de justicia pero desterrando a Dios por los nuevos dioses de esta secta totalitaria, que no tendría más credo que el de obedecer a aquellos que hablando en nombre de todos y auto-proclamados proletarios, no eran más que simple y llana burguesía disfrazada que siguió creyendo en la salvación para ellos y negándosela a los demás, proclamando la virtud de una vida de penurias para todos menos para ellos mismos, y despojando al individuo de sus derechos individuales en favor del colectivo, donde el "todo es de todos" fue la engañifa en la que muchos picaron creyéndose parte de, sin entender que sin la primera persona por delante, no se puede llegar a ningún lado.

Hoy hay millones de personas que aún preconizan y aspiran a una salvación a través del comunismo. Entiendo que hay mucho dolor y abusos aquí y allá, donde en regiones como África o Latinoamérica por ejemplo la miseria y la desesperanza pueden encontrar un terreno propicio para que crezcan estas setas tóxicas que parecen lo que no son. Lo que pasa es que vivo en el lugar donde hace solamente treinta años se cayó el mito en forma de Muro, y aunque tan funesta ideología ha sido censurada en el Parlamento Europeo, precisamente es por ello que me resulte difícil de asimilar ver a algunos de mis paisanos defendiéndola, algo que ya se transforma en asco cuando constato el que aquí en España, tengamos la primera vicepresidencia declarada comunista.

Puedo entender en el vulgo primermundista la defensa a ultranza del comunismo, ya que el egoísmo y la ignorancia es consustancial a lo humano, lo que aborrezco es la preconización de tan funesta ideología en quienes amparados en su confortable realidad, aspiran a la incomodidad ajena como ideal de vida, algo ordinariamente indecente como el caso "coletas".

Ahora bien los españoles y europeos puede que se merezcan a tipejos como estos porque los han votado "a voluntad", pero los cubanos dentro no deben seguir mereciéndose por cobardía e incivísmo al castrocomunismo, porque si bien hay unos pocos estando más que bien apoltronados sabiendo que entre las deudas de sangre, dolor y muerte más los dineros y prebendas a las que pueden acceder y acceden, no les queda otra que defender la indecencia comunista, millones de cubanos saben que aquello no funciona y no tienen más que verlo en sus carnes o la de sus hijos.

El capitalismo no es una ideología. Es una manera de entender las relaciones comerciales y está detrás de todos los logros, comodidades, calidad de vida y éxitos que como especie pasada, presente y futura hemos podido, tenemos y podamos tener. Que en democracia el mayor o menor contubernio entre electores y elegidos permita un mejor o peor desarrollo en función de la ideología liberal o conservadora que tenga quien administra el poder, no puede en casos como el africano o el latinoamericano, -con independencia de condicionamientos históricos-, por ejemplo, echarle la culpa al sistema de relaciones económicas, de los resultados a nivel de sociedad.

Cuba estoy convencido merece encontrar en el respeto a las libertades individuales y en la armonización de sus individualidades, el camino que solo la relación capitalista es capaz de ofrecer para promover el marco potencial de felicidad, bienestar y prosperidad. Creer que El Perú es diferente de Suecia en términos de capacidad para generar en un escenario democrático y de relaciones económicas libres, felicidad para sus naturales es errar. Quienes miran admirados a los países nórdicos, olvidan que si sus cuotas de todo lo bueno son, -y valga la redundancia-, efectivamente buenísimas, olvidan que sus ciudadanos son de los más libres, colaborativos e implicados en la vida pública de sus respectivos países.

No pueden los cubanos caer en la trampa castrista de ponerse en la disyuntiva capitalismo/comunismo. Primero por todo lo anteriormente explicado y además, porque la verdadera elección debería ser democracia frente a comunismo o lo que es lo mismo la libertad individual, frente al colectivismo indecente que hoy nos tiene sumidos en el caos, la miseria, la desesperanza, el exilio y la exclusión; y a Cuba, desaparecida del escenario internacional excepto para mendigar a unos y otros.

Cubano, tienes la elección en tus manos! Úsala!


  

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