De China con amor, y unas mascarillas a sobreprecio.

Jornal: 3 pesos de trabajo al mes. Así comenzó allá por el 1800 la historia de los chinos a Cuba. España, teniendo como referente los avances de Inglaterra aunque no tanto como para que fuese una contratación libre, fomentó la emigración de culíes a Cuba, en una situación de servidumbre-esclavitud encubierta aunque formalmente el documento mercantil impreso en papel de arroz que les entregaban, era su “pasaporte” que diferenciaba a un negro esclavo, de un chino “libre”. No serían considerados personas hasta tiempo después. La prueba del cariño y arraigo popular de los chinos entre los cubanos, llegaría cuando ya en la República les hicimos un monumento por su aportación en la guerra de independencia, y los elevamos a categoría de personaje vernáculo junto al negro y el gallego, en una clara apuesta por ser el país de tolerantes que desde siempre fuimos hasta que llegó el desastre comunista en 1959.

Y aunque llegaron por millares, hoy solo quedan oficialmente 113. Claro, en 1961 ya ellos sabían que Mao había matado de hambre a más de 40 millones de chinos con su “salto adelante” y obviamente, como casi todos eran comerciantes natos dieron el "salto adelante a la cubana" pero no hacia el oriente, sino hacia el norte imperial.

Ahora, Cuba como nación nunca vio emigrar a sus hijos hacia la tierra del dragón rojo y aunque pasamos de ser un país receptor de inmigrantes, a ser un país de exliados por arte del castrocomunismo, en los años en que intenté salir hacia cualquier lugar, China nunca apareció entre las opciones e imagino que fue basicamente por dos razones; no iba a salir de Guatemala para Guatapeor y a fin de cuentas, qué iba a hacer un cubano en China? Nada, básicamente como decimos aquí “comer mierda”, porque el mandarín es complicado sin el traductor de Google, -les juro que tengo un amigo cantonés al que llevo años intentando felicitarlo en chino y ni a tiros-, y en la Palza de Tianamen aún huele a sangre.

Por eso me ha llamado la atención un mamotreto aparecido en el periódico Granma, que empeñado en mantener la anestesia de la conciencia de los cubanos les dice en titular: “Asociación de cubanos residentes en China entrega donativo a la isla”. Caramba pero no sabía yo que habían cubanos residiendo en China, así que me dispuse a buscarlos para ver quiénes eran estos kamikazes caribeños artícifes de la donación, pero nada. Solo he podido saber que la asociación lleva el nombre del “carnicero de Rosario”, y sus mamotretos los firma el MINREX.

Las garrapatas castristas en su necesidad ingente de sangre que chupar, han creado en coordinación con sus consulados asociaciones pro-castistas de todo tipo en todos los lugares siempre con un único propósito: llevar a sus exiguas arcas, vacías solo por la incompetencia de un sistema caduco, cualquier calderilla que puedan arañar aquí y allá. Así cumplen un doble propósito, dar imagen de país visto con buenos ojos por la comunidad internacional, y de paso entretener al cubano que cree que 10 000 mascarillas serán el bálsamo de fierabrás para la inseguridad de medicos, personal de salud y poblacion cubana en general. Claro, los cubanos no saben que sin tanto alarde ni titulares, en el capitalismo un solo señor es capaz por su propio esfuerzo y sin tanta tontería, de entregar 300 000 mascarillas a su país por puro patriotismo, aunque a los amigos del tiranuelo cubano en España como el que está sentado en la vice presidencia del gobierno español hoy, le duela mogollón.

Visto lo visto, no hace falta entonces sacrificar por una ideologia a un pueblo entero para vivir de la caridad ajena, si en tú misma casa puedes arreglarte. Como siempre me decía mi abuela: "fui al vecino y me abochorné, vine a mi casa y me remedié". Pero claro el remedio en este caso, frente a la solución de una asociación mediocre y opaca dedicada a pedir limosnas e inútiles votos en la ONU, habría que cambiarlo por las gestiones de personajes capitalistas como Amancio Ortega que nos obligarían a renunciar a tanta amistad y solidaridad china, para asumir un modelo de país con salud, educación y pensiones para todos, un país de obreros, clase media y GAD, unos cuantos tiburones como el gallego de Inditex que encima de pagar impuestos y generar puestos de trabajo, donan aquí y allá porque sí. Ah no espérense, es que pasé por alto que para tener un país de ciudadanos medianamente felices como el que sufro, gozo y vivo, hemos de renunciar al comunismo.

A caramba, que pena... por los cubanos de Cuba. Que caras las mascarillas!




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