Entierren al muerto o mátense!
Amigos lectores con esta publicación cierro la serie que comencé en "Socialismo o muerte y valga la redundancia", -si no las has leído cronológicamente te lo recomiendo-, con relación al plan de salvación que para el comunismo tropical cubano, ha ideado nada más y nada menos que el primer secretario del pcc,-la minúscula es intencionada-, raúl castro ruz con el co-patrocinio de su títere de turno el dice-presidente Díaz Canel, y que tienen en el dólar de los exiliados uno de sus puntos focales.
Todo el universo cubano está opinando con relación a las nuevas medidas, las nuevas tiendas de MCL llenas de hamburgesas y la bodega del peso cubano llena de moscas. Una persona que tengo cercana en Miami ya le ha abierto a su madre una cuenta para que aquella tarjeta en mano compre a Díaz Canel sus productos maxipreciados y nada más, porque los dólares duros se los quedan ellos mientras estos ladinos cambian gracias a un mecanismo de chantaje emocional en el que más de medio Miami está instalado, el "debe" de sus cuentas por el "haber" permitiéndose con ello, poder seguir extorsionando a cubanos dentro y fuera con la consiguiente pervivencia de su modelo de pesadilla que ya estaba dando las clásicas patadas de ahorcado.
Los cubanos dentro están a lo que están. Con la family viajando enmulecida, -hasta lo del COVID19-, mes sí y el otro también llevándoles de todo hasta para revender e incluso especular, y claro con total honestidad, en un país donde la miseria alcanza a tantos la especulación es una desvergüenza que debería ser considerada delito aunque bueno, no seré yo quien dé ideas a un desgobierno que te censura hasta los sueños contrarevolucionarios, así que sigamos. Por cierto, acabo de recordar una estampa de uno que teniendo su hija en Miami y sentado fumando un puro en el portal de su casa, respondió a otro que le preguntó cómo iban las cosas: aquí, esperando que "fulanita" me mande los fulas.
Esta nueva ocurrencia de los castrocomunistas para seguir su marcha triunfal, -porque ellos sí que triunfan no hay más que mirar sus sonrosados mofletes o ver sus mansiones-, necesita irremediable y dolorosamente, de la cooperación de los muchos cubanos exiliados que ni saben que lo son ni quieren aceptarlo, porque un exiliado si es coherente con su condición no iría a Cuba salvo fuerza mayor, mucho menos a cambalachear o a vacacionar y muchísimo menos, a permitir que sus seres queridos más allá de recibir la ayuda imprescindible, establezcan una relación parásita que les permita hasta sentirse empresarios cuando no son más que instrumentos para el desagüe de las tensiones de un pueblo que debería estar exigiéndole al poder la solución de sus miserias pero que, -gracias a la sirvenguenzura de quienes están "fuera del charco" que han oxigenado y seguirán oxigenando a una dictadura que tiene en ellos su más fieles mecenas-, miran hacia afuera mientras esperan el milagro de un cambio que solo ellos mismos pueden obrar.
No me crean desalmado o mala persona, -solo para que conste soy hijo de esa tierra y víctima del mismo victimario-, no soy ni mucho menos insensible a las carestías y dificultades ya que desde el día uno de mi salida al exilio, he ayudado con remesas a quienes de mi círculo familiar he podido ayudar a pesar de que en algún que otro momento he necesitado yo más ayuda que ellos y aun así, unos dineros para que al menos tuviesen la dignidad de cepillarse los dientes y bañarse nunca ha dejado de llegarles. Lo que nunca les llegará de mí, es la comodidad que tengo o la libertad de que dispongo, ni el futuro que cada día con tesón voy labrándome confiando en que Dios así lo quiera. Querer reproducir mi felicidad en ellos sería una buena intención que incluso puede que llegase a funcionar planteado de una manera egoísta, pero ni quiero, ni puedo hacerlo.
Porque hay muchos cubanos sin ayudas ni remesas. Lo sé porque después de muchos años al fin pude contactar con mi amigo campesino de tiempos de mi pos-graduado al que me he propuesto ayudar, que no sabía que decirme con lo cual y conociéndole, me lo ha dicho todo.
El hecho de colaborar más allá de sus necesidades, con los caprichos de los familiares en Cuba o de los nuestros para tranquilizar barrigas y conciencias a un lado y otro del charco es lo que hacen hoy muchos exiliados y cubanos en Cuba, que salen con lechones asados y brindando a tutiplén rodeados de todo excepto de silencio que buena falta nos haría, para darnos cuenta que entre el egoísmo y el sometimiento a los dictámenes de la mafia castrista con cada vuelta de tuerca, somos nosotros los enterradores de las aspiraciones de dignidad y libertad de los cubanos en Cuba. Pero claro, como dice el refrán, qué sabe el puerco de frenos y el caballo de salcocho, así que cómo voy a hablarles de dignidad y libertad, a quienes fuera siguen viviendo una mentira disfrazada de opulencia, y una solidaridad que no resiste la prueba del algodón.
Si las voces del exilio no logran alzarse y vencer la dinámica de confabulación y contubernio de los cubanos que desde fuera le están siguiendo el juego a la mafia, esa que un día nos obligó a abandonar los muertos lanzándonos a un éxodo sin fin por millones, y que hoy esperan envíemos directo y por trasferencia el esfuerzo de nuestros afanes, para que ellos lo administren aduciendo cuestiones filiales cuando hay cientos de miles de compatriotas muriendose de hambre y sin acceso a remesas, es cuanto menos bochornoso y triste.
No ver que el comunismo en Cuba agoniza y que es la hora de rematarlo, no de revivirlo; al menos por parte de la comunidad cubana en el exterior exiliada por millones, y de quien recibe ingentes cantidades de dinero que les mantiene a flote su excecrable y ruin existencia, sería más que un error histórico. Sería como comernos a lo bestia no una manzana, sino el árbol de la sabiduría de Dios entero. Ya sabemos lo que hemos pasado todos estos años por haber cambiado los crucifijos por aquella chapita de aluminio: "Fidel esta es tú casa", así que mejor será hoy prestemos toda nuestra atención a una responsabilidad ineludible.
Estamos a tiempo de rectificar o de pegarnos un tiro. Si van a seguir así hasta a mis parientes en los Estates les digo: mátense. Porque es mejor saberlos muertos que verlos bailando el baile de la indecencia, ese que hoy no solo lo marcan los exiliados enzarzados en el despropósito aquí explicado, sino también los cubanos que dentro van pidiendo recargas de teléfonos para buscar gatitos cariñosos en internet, mientras ataviados de Nike´s y Adidas esperan por la buena voluntad del desgobierno comunista. Honestamente me dan tanto asco, que prefiero su inexistencia.
Dejémoslo ya, ayudadme a rematar al muerto o péguense un tiro de una vez!
#NiundólaraCuba
Todo el universo cubano está opinando con relación a las nuevas medidas, las nuevas tiendas de MCL llenas de hamburgesas y la bodega del peso cubano llena de moscas. Una persona que tengo cercana en Miami ya le ha abierto a su madre una cuenta para que aquella tarjeta en mano compre a Díaz Canel sus productos maxipreciados y nada más, porque los dólares duros se los quedan ellos mientras estos ladinos cambian gracias a un mecanismo de chantaje emocional en el que más de medio Miami está instalado, el "debe" de sus cuentas por el "haber" permitiéndose con ello, poder seguir extorsionando a cubanos dentro y fuera con la consiguiente pervivencia de su modelo de pesadilla que ya estaba dando las clásicas patadas de ahorcado.
Los cubanos dentro están a lo que están. Con la family viajando enmulecida, -hasta lo del COVID19-, mes sí y el otro también llevándoles de todo hasta para revender e incluso especular, y claro con total honestidad, en un país donde la miseria alcanza a tantos la especulación es una desvergüenza que debería ser considerada delito aunque bueno, no seré yo quien dé ideas a un desgobierno que te censura hasta los sueños contrarevolucionarios, así que sigamos. Por cierto, acabo de recordar una estampa de uno que teniendo su hija en Miami y sentado fumando un puro en el portal de su casa, respondió a otro que le preguntó cómo iban las cosas: aquí, esperando que "fulanita" me mande los fulas.
Esta nueva ocurrencia de los castrocomunistas para seguir su marcha triunfal, -porque ellos sí que triunfan no hay más que mirar sus sonrosados mofletes o ver sus mansiones-, necesita irremediable y dolorosamente, de la cooperación de los muchos cubanos exiliados que ni saben que lo son ni quieren aceptarlo, porque un exiliado si es coherente con su condición no iría a Cuba salvo fuerza mayor, mucho menos a cambalachear o a vacacionar y muchísimo menos, a permitir que sus seres queridos más allá de recibir la ayuda imprescindible, establezcan una relación parásita que les permita hasta sentirse empresarios cuando no son más que instrumentos para el desagüe de las tensiones de un pueblo que debería estar exigiéndole al poder la solución de sus miserias pero que, -gracias a la sirvenguenzura de quienes están "fuera del charco" que han oxigenado y seguirán oxigenando a una dictadura que tiene en ellos su más fieles mecenas-, miran hacia afuera mientras esperan el milagro de un cambio que solo ellos mismos pueden obrar.
No me crean desalmado o mala persona, -solo para que conste soy hijo de esa tierra y víctima del mismo victimario-, no soy ni mucho menos insensible a las carestías y dificultades ya que desde el día uno de mi salida al exilio, he ayudado con remesas a quienes de mi círculo familiar he podido ayudar a pesar de que en algún que otro momento he necesitado yo más ayuda que ellos y aun así, unos dineros para que al menos tuviesen la dignidad de cepillarse los dientes y bañarse nunca ha dejado de llegarles. Lo que nunca les llegará de mí, es la comodidad que tengo o la libertad de que dispongo, ni el futuro que cada día con tesón voy labrándome confiando en que Dios así lo quiera. Querer reproducir mi felicidad en ellos sería una buena intención que incluso puede que llegase a funcionar planteado de una manera egoísta, pero ni quiero, ni puedo hacerlo.
Porque hay muchos cubanos sin ayudas ni remesas. Lo sé porque después de muchos años al fin pude contactar con mi amigo campesino de tiempos de mi pos-graduado al que me he propuesto ayudar, que no sabía que decirme con lo cual y conociéndole, me lo ha dicho todo.
El hecho de colaborar más allá de sus necesidades, con los caprichos de los familiares en Cuba o de los nuestros para tranquilizar barrigas y conciencias a un lado y otro del charco es lo que hacen hoy muchos exiliados y cubanos en Cuba, que salen con lechones asados y brindando a tutiplén rodeados de todo excepto de silencio que buena falta nos haría, para darnos cuenta que entre el egoísmo y el sometimiento a los dictámenes de la mafia castrista con cada vuelta de tuerca, somos nosotros los enterradores de las aspiraciones de dignidad y libertad de los cubanos en Cuba. Pero claro, como dice el refrán, qué sabe el puerco de frenos y el caballo de salcocho, así que cómo voy a hablarles de dignidad y libertad, a quienes fuera siguen viviendo una mentira disfrazada de opulencia, y una solidaridad que no resiste la prueba del algodón.
Si las voces del exilio no logran alzarse y vencer la dinámica de confabulación y contubernio de los cubanos que desde fuera le están siguiendo el juego a la mafia, esa que un día nos obligó a abandonar los muertos lanzándonos a un éxodo sin fin por millones, y que hoy esperan envíemos directo y por trasferencia el esfuerzo de nuestros afanes, para que ellos lo administren aduciendo cuestiones filiales cuando hay cientos de miles de compatriotas muriendose de hambre y sin acceso a remesas, es cuanto menos bochornoso y triste.
No ver que el comunismo en Cuba agoniza y que es la hora de rematarlo, no de revivirlo; al menos por parte de la comunidad cubana en el exterior exiliada por millones, y de quien recibe ingentes cantidades de dinero que les mantiene a flote su excecrable y ruin existencia, sería más que un error histórico. Sería como comernos a lo bestia no una manzana, sino el árbol de la sabiduría de Dios entero. Ya sabemos lo que hemos pasado todos estos años por haber cambiado los crucifijos por aquella chapita de aluminio: "Fidel esta es tú casa", así que mejor será hoy prestemos toda nuestra atención a una responsabilidad ineludible.
Estamos a tiempo de rectificar o de pegarnos un tiro. Si van a seguir así hasta a mis parientes en los Estates les digo: mátense. Porque es mejor saberlos muertos que verlos bailando el baile de la indecencia, ese que hoy no solo lo marcan los exiliados enzarzados en el despropósito aquí explicado, sino también los cubanos que dentro van pidiendo recargas de teléfonos para buscar gatitos cariñosos en internet, mientras ataviados de Nike´s y Adidas esperan por la buena voluntad del desgobierno comunista. Honestamente me dan tanto asco, que prefiero su inexistencia.
Dejémoslo ya, ayudadme a rematar al muerto o péguense un tiro de una vez!
#NiundólaraCuba
Decididamente hay que matar al muerto y dejarlo bien muerto. Otra vez con un nuevo invento para estafar sin el menor escrúpulo.
ResponderEliminarDe ahí que seamos los exiliados cubanos quienes deberíamos no caer en una trampa diseñada para extorsionarnos y convertirnos en mecenas de la dictadura.
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