Victorias inservibles.


Están los anestesistas de Granma revolucionados. Han condenado según ellos el “bloqueo” contra Cuba por enésima vez, y claro dicen que los cubanos están de celebración. No entiendo realmente que celebran si la calabaza hoy en la Plaza de Cienfuegos, está a 5 CUP  la libra.
Recuerdo la perreta que le dio a castro el occiso cuando Gorbachev dijo que se había acabado el cuento. Los acusó de traidores, y berrinchó cual chivo al que agarran por una pata para el sacrificio. Todo por haberle despertado de su sueño imperial porque claro, para forjar imperios ya se sabe desde tiempos de Roma que lo primero que hace falta es dinero; y claro, a este muerto de hambre de Birán con ínfulas de César, se le cayó de golpe la opción de teñir de rojo la región.
No habían sido pocas sus pretensiones. La guerrilla del ché, los grupos armados de Colombia, El Salvador o Perú; los Sandinistas sí que no lo decepcionaron de ahí que nada más triunfar sellarían el acuerdo del eje Moscú-La Habana-Managua para que este pichón no se les fuera del nido. Como no alcanzaba la pasta para formar guerrillas por todas partes se dedicaron a patrocinar partidos políticos, sindicatos y cuanta organización podía ser útil a sus planes de expansión comunista. Todo el que quería montarse un chiringuito de izquierdas si la limitación eran fondos, solo tenía que acercarse al ICAP, y de ahí a acceder al dinero Soviético era cosa entre el jefe de la franquicia, y sus mentores de Kremlin; o de la KGB, que ya eso iba a depender del grado de licitud del proyecto.
E iban victoriosos por su camino escarlata, al menos hasta finales de los 80 del siglo pasado. Esto según su criterio claro, porque en esos años lograron muchas cosas; desangrar al Salvador; convertir Colombia en una pesadilla; enlutar al Perú, y afianzar al frente de Nicaragua a un tirano que haría que Somoza pareciese a ojos de la historia como un Rey Mago. Y si la fiesta no siguió hasta cumplirse su sueño de dominación, si hoy no estamos condenados, es porque por suerte se le acabó la pasta rusa; y claro con pesos cubanos no iba a ningún lado desde aquel fin de semana en que se le ocurrió cambiarlo, estampándole la firma del carnicero de La Cabaña.
Entonces el “bloqueo” era un arma política que solo usaba de cuando en cuando, siempre que  quería dársela de estadista soportado por los NOAL y compañía; pero realmente lo decía de la boca para afuera, ya que entonces se sentía en la gloria, y si EEUU le hubiese retirado las sanciones le hubiese dado igual, porque al final el súper estadista tenía que hacer lo que le dijesen sus jefes; y a estos solo les interesaba desarrollar bases militares en Cuba, y llenarnos de Aurikas, B8, radios VEF, y ventiladores Orbita.

Pero como pasa siempre con este tipo de mentecatos, la noticia de la caída del Muro le cogió desnudo descalzo y durmiendo en el suelo, como decía un abuelo de la familia. Y su sueño de una noche de verano se convirtió en nuestra pesadilla. Ahora sí que necesitaba los fondos norteamericanos, y se lanzó a por estas campañas de denuncia de un “bloqueo” del que fue causa directa, y máximo responsable al dejar desembarcar más de cien misiles nucleares en el traspatio de la primera potencia nuclear a la que consideraba “el enemigo”.
Hoy el castrocomunismo sigue embargado a pesar de las celebraciones del Granma, de Díaz Canel y compañía. Claro yo entiendo su celebración, estos no tienen problemas para llenar la mesa o la cuenta bancaria. No lo han tenido nunca porque, aunque en Cuba se prohibió hasta la celebración de la Navidad, el occiso en jefe discretamente, y sin que lo supiesen sus jefes del Kremlin, sí la celebraba; imagino que, desde su visión de dueño de Cuba pensaría que, si ellos la celebraban la celebrábamos todos. De ahí que hoy sus hijos putativos, estén vendiendo a Cuba de fiesta en fiesta.

Seguirán victoriosos eso ya lo sé. Aunque Cuba desde el día uno un que la tomaron entre sus garras de hienas marrulleras haya estado dando pasos de cangrejo; a estos lo que le importan son sus réditos personales;.El pueblo cubano, ese al que le han secuestrado la voz, y del que dicen está pletórico de alegría por el triunfo en la ONU, no tiene más que miserias.

Pero no por culpa del “bloqueo” norteamericano, sino por sesenta años de desgobierno castrista que no ha sabido siquiera, llenar de calabazas el campo cubano.



Y guambán.

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