Orden o libertad; algo más que una elección.
He estado dándole vueltas al asunto a raíz de las disputas
que la UE tuvo con relación al tema de unos refugiados que al final atracaron
en puerto después de días de tira y afloja por parte de los países que
intentaban rifárselos. Y es que hasta el Papa se metió a mediar en el asunto;
porque claro, esto es un asunto de fuerza mayor, un asunto de humanidad; con el
siempre va asociado el análisis en cientos de horas de radio y televisión,
acerca de la precariedad de sus países de origen, con la consecuente condena a
los gobernantes que no son capaces de brindarles un futuro de estabilidad y
prosperidad… Un clásico vamos.
La castromafia de Cuba, y el desgobierno que asiste a los
cubanos desde hace decenios, y que ha producido una de las mayores migraciones
de la historia reciente, al menos en lo que se refiere al continente americano
es otra cosa. Y tanto que lo es.
Sabemos que el secuestro de Cuba fue en tiempos de una
guerra fría, un mundo bipolar que mantuvo a la humanidad al borde del colapso
más de una vez. Entonces eras de un bando o del otro. El resto, los llamados NOAL
estaban condenados a ser el patio de juegos de los dos bloques, y ya sabemos a qué
jugaban.
Pero llegó un señor de cagada en la cabeza, y aquello se
derrumbó. A partir de entonces ya no fue posible esconder, después de kilómetros
de material desclasificado, que el comunismo era lo que era: sangre, miseria y
terror. Y libres de condicionamientos los países recobraron una voz que se había
diluido en favor de la ideología, para volver a esgrimirla en favor de la
decencia, de la humanidad.
Así se juzgó a muchos, antiguos militares o gobernantes
responsables de genocidios europeos y regímenes violentos asociados al
comunismo en muchas partes del mundo, han sido condenados bien por órganos de
justicia o cuando se ha llegado tarde, por el juicio histórico.
Pero en medio de todas estas acciones de justicia universal,
hay una injusticia que clama al cielo; que rompe con mi admiración por todo lo
hecho, pues como dice el dicho: si vas a hacer algo, hazlo bien hecho o no
hagas nada, que ya alguien lo hará.
Porque existe una isla en medio del Caribe, un infierno en
la tierra desde hace seis décadas, responsable de la muerte de miles en su
huida por culpa de un estrecho confabulado junto a países de todo el orbe, que
han visto nuestro éxodo de millones que no han pedido casi nunca, siquiera ser
asistidos, -pues hemos sabido buscarnos la vida allá a donde hemos ido a parar,
en esta huida hacia la libertad que nos fue robada en nombre del comunismo-, y poco han dicho... o nada.
¿Y porqué esta tolerancia? Si es que puede llamarse así a la
hipocresía de unos y otros ,llegando a alcanzar este despropósito hasta al
ocupante de la silla de Pedro, y que haría exclamar otra vez al Señor: quo
vadis?
Ah, porque en Cuba, no hay analfabetos; la tasa de niños
vivos al nacer es, -a pesar de que se manipula-, de las bajas del mundo; porque
hay una libreta de racionamiento que garantiza unos diez días de alimentación muy
básica pero alimentación al fin y al cabo en este mundo hambriento; porque en
definitiva, en medio del caos que nos asiste, allí la violencia es mínima al no
contabilizarse la represión como tal pues si contasen, -como cuentan en la Europa
donde si piropeas a una mujer pueden acusarte de acosador-, la instrumentalización
del miedo y la represión psicológica del sistema entonces reventaríamos el
violentómetro.
Pero no, la UE, los parcializados e instrumentalizados NOAL,
los hipócritas rusos, y hasta el Vaticano han decidido que Cuba no es un
problema. De ahí las inversiones de muchos allá, los apretones de manos con
quienes sangran al pueblo cubano, y el silencio en los órganos europeos de gobierno, y países miembros acerca de lo que “no” pasa en Cuba, y claro: no pasa nada.
A todas estas están los americanos. Comerciando a troti
mochi sin vergüenza ni pudor intentando tomar parte del pastel inmundo junto a
europeos, rusos, japoneses y hasta indios; pues los castristas con tal de
supervivir hacen lo que sea. Y mientras la clase empresarial americana va y
viene a La Habana explorando como Pedro por su casa, la administración desde
hace decenios no ha sido capaz siquiera de condicionar la ayuda a los opositores
a un plan de oposición unitaria. Eso sí, postureo en la ONU mucho, que ayuda
porque es necesario, pero inútil a la consecución de la libertad que todo ser
humano merece.
De ahí el titulo de este post que se me ha ido un poco de
las manos, pero que frente a la hipocresía de quienes quieren ver en las ruinas
o el hambre de todo tipo del pueblo cubano algo chic, me enerva. Por eso siempre digo: múdense
allá sin dinero ni prebendas, y luego cuéntenme del comunismo.
No puede haber bien mas preciado que el de la libertad. Al
menos yo prefiero morir a los cincuenta, analfabeto si fuese preciso, pero
libre. De ahí estas líneas.
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