Mafia desbordada.

Desde el mismísimo 59, -el hoy occiso en jefe y artífice del desgobierno que nos ha hecho vivir la peor parte de la historia de la Cuba independiente en cualquier término-, comprendió que a un pueblo irreverente y dado al individualismo, le iba a ser complicado anestesiarlo para poder instrumentarlo a su gusto. Así, junto a muchos de los recursos que las circunstancias le pusieron a mano como paredones y un manual de instrucciones convenientemente estudiado en las dependencias de la STASSI y la KGB, llegó su ladina manera de renombrarlo todo con el único propósito de descolocarnos, desnaturalizarnos y confundirnos. Así llegaron las nomenclaturas, y todo en la nueva Cuba castrista recibió un bautismo según fuese el caso, como por ejemplo a los patriotas que en inicios quisieron liberarnos y que dependiendo de si fueron nacionales o de importación, los llamó indistintamente alzados o mercenarios.


Luego cuando tuvo a todo el ganado dentro controlado y a los díscolos enterrados o presos, se dio cuenta que a los que se le habían ido, si bien podía penetrarlos nunca podría controlarlos totalmente, entonces los llamó con un nombre que si usted amigo lector sabe algo de psicología lo entenderá, y si no, le sugiero revise lo que significa proyección; porque efectivamente, este no pudo estar más definido en sus calificativos con relación a esta particularidad psicológica, como cuando patentó a quienes se le resistieron allende fronteras: “la mafia anticubana”.


Y así, en todo vasallo fuese funcionario de la administración, periodista de medios e incluso los viejos chivatos del barrio usted podía escuchar la dichosa definición para referirse a los de allá. Eran los tiempos en que todavía seguían construir al hombre nuevo a imagen y semejanza del asesino de Rosario, aunque incoherente como siempre fue a lo largo de toda su abyecta vida, lo hubiese enviado a morir a tierras bolivianas.


Por aquel entonces y cosa que se mantendría más o menos así hasta inicios del presente siglo, la "Mafia" aquella tenía un apellido, "De Miami". Todavía los históricos dirigentes del exilio estaban vivos y los ya cientos de miles de cubanos dispersos por el resto del mundo, se dedicaban en su gran mayoría a vivir sus vidas sin mirar atrás mientras los esbirros del CIM relajadamente, solo necesitaban apuntar sus telescopios hacia el norte para vigilar a Don Vito y compañía apelotonados en la Little Habana.


Pero la indecencia sobrepasó lo humanamente permitido y el cubano mafioso comenzó a aparecer por aquí, por allá, y lugares en los que siempre le había sido favorable vender su cuento romántico de proletarios felices surcando la historia, comenzaron a resistírseles y a su barco, salirle grietas y hacer aguas por todas partes por culpa de mafiosos horadando su casco por cualquier sitio.


Hoy, los anteojos del CIM no saben adónde mirar. Es verdad que Miami sigue siendo un apellido actual a pesar del intento de Obama de borrarlo del Registro, pero el problema que están teniendo es que hoy hasta en Seúl les ha salido un mafioso.


Creo honestamente que la Mafia Anticubana de Miami-Madrid-Estocolmo-Paris-Sofía-Santiago-DF-Moscú…. está desbordada. Y así el árbol genealógico hoy, está desparramado por más de medio mundo y sigue creciendo fuerte cada vez, porque cada vez más, los hijos de Cuba exiliados van entendiendo que está bueno ya de darle la espalda a sus hermanos, y porque está bueno ya de tanto despropósito castrista.


La guerra entre bandas será inevitable y como se han quedado solos sin padrinos esteparios ni bolivarianos, estoy seguro de que ganaremos nosotros. Los que aunque nos hemos sentido orgullosos de escucharles llamarnos “mafia”, ya hemos entendido que lo que realmente somos es hijos de una tierra cautiva y desgobernada a la que ya le está llegando la hora de que por ella, realmente si es necesario rompamos las reglas y hagamos lo necesario, lícito o no para liberarla. De cualquier manera yo personalmente, ya tengo mi certificado de “capo”.


Alguien necesita uno?


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