El acabose!

Las feminazis, esas féminas que se mean paradas en parques o cagan a la vista de todos para demostrar su hombría, mientras beben a pico de botella tequila del fuerte están de fiesta. Han cazado una pieza de “caza mayor”. Plácido, ese que canta como los ángeles y ha prestado su voz a mi equipo fetiche, está acosado por unas cuantas señoras que con él compartieron actividades operáticas a las que se dedicaron e incluso algunas aún se dedican, en su relación con el tenor allá por los 80 del siglo pasado.

Según las declaraciones de la que ha salido en medios, al llegar al lugar encorsetada estilo corte de Luis XIV, el tenor la recibía con un buenos y corteses días como corresponde a un caballero: “mirándome las tetas”, ha dicho la afectada. Otro de los pecado de Don José ha sido al acabar la función con cara de yo no fui era: seguro que quieres irte a casa esta noche? O ya en la propia cena aceptada, sentir algún roce por debajo de la mesa. A contraparte ya el afectado ha respondido con una coherencia que reconozco y comparto cuando ha dicho: los valores de hoy, no eran parte de la realidad de entonces. Lo que viene a decir es que lo que hoy está mal, antes estaba bien socialmente hablando; y claro, de esta confusión interesada vienen los problemas del hijo del Manzanares.

La imbecilidad es hija de este tiempo, de ahí la proliferación y el ruido que este tipo de casos traen consigo pues los medios saben garantizado el producto. Vivimos un tiempo de gentes que hablan sin saber, desde la arrogancia de saberse conectados a un aparato que guarda una cosa llamada Google que les da la seguridad para rebuznar a lo grande. Si el siglo XX fue un siglo de ovejas sugestionadas a un lado y al otro de la cortina de hierro; este es el siglo de los burros, con el agravante de que si bien es normal ver a las ovejas en rebaños, los burros son animales solitarios. De ahí lo peligroso de este tiempo que no es lo mismo un rebaño de ovejas que un hato de burros con sus disonantes rebuznos y pegando coces... y si no, pregúnteselo a Pinocho.

Honestamente me imagino protagonista de la escena y siento escalofríos. Se sabe que este tipo de demandas colectivas buscan lo que buscan, sabiendo que el gran público se pondrá a rebuznar en cuanto salga la noticia. Confieso que al igual que Plácido, no hubiese levantado la vista más allá del canalillo porque nací varón, y la testosterona me lleva por instinto natural a buscar la otra parte pre-dispuesta, en lo que es ley natural: la perpetuación de la especie hasta el invento del condón. Y claro, si tengo a un lado a una con hábito y en el otro un tetamen a punto de estallar...

Juzgar el pasado reciente desde posiciones pos modernas es un error, y hasta una injusticia. Vale que hoy miembras desnortadas, clamen por la castración al nacer de los niños o que políticos mediocres favorezcan la indefinición en cuestiones de sexo, familia e incluso la propia vida humana. A mi juicio, vamos camino al suicidio como sociedades en términos demográficos y de libertades fundamentales. Al final, los hombres serán ordeñados por decreto para acumular semen en bancos de leche,- porque ese material nuestro sí que van a necesitarlo por muy feministas que sean-, y así por encargo, pedir como se pide en un bufé no un hijo, sino un humano al que criar, aunque mezclando la "sustancia" en una probeta para no tener alergias.

Dice un libro de la Biblia que la Sabiduría de Dios actúa en la historia, y es cierto. Hoy con estos percales que me rodean, le agradezco que se haya llevado de este mundo ya a Picasso, a Sinatra, a Elvis y hasta a Lennon que si no, no podría escuchar la mitad de mi cancionero, y el Reina Sofía se quedaría sin la mitad de los visitantes.

No se porqué me ha dado por dejar esta imagen, pero advierto que de los errores se aprende o si no... 

Búsquenlo en Google carajo!



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