A contracorriente.

Las cosas de Cuba no pueden estar en mejor consonancia de cara a sus libertades secuestradas hace seis décadas, y como mi objetivo va en esa dirección inequívocamente; voy, haciendo uso de un egocentrismo antropológico que he contenido por coherencia y compromiso a hablar de mí, teniendo en cuenta que hoy mi mensaje se escucha y comparte dentro y fuera de Cuba. Como algunos de mis hermanos de causa se empeñan en algo más que desoírme, voy a explicarles sin sesgos quién es este irredento cabezón que les urge a una re-conversión... por amor a ellos mismos. 

Y porqué después de años se me ocurren estas cosas impropias? dirá usted amigo lector. Ah, pues verá como algunos, -aparte de los castristas por supuesto-, están tratando de "matar al soldado Capote", voy a darles razones y motivaciones a ver si de una dichosa vez aquellos que me importan, -los demás pueden seguir a lo suyo-, entienden de una vez que la salida del castrismo solo puede ser mediante un #LevantamientoPopular; y para eso, los de dentro deben colaborar en un plan de rescate de la conciencia nacional mediante una acción proactiva de cara a sus conciudadanos apáticos y reticentes a ver en el castrocomunismo una aberración, mientras que los de fuera armónicamente tracen la estrategia y garanticen la asistencia de aquellos, sin dejar de buscar los apoyos de la comunidad internacional que aceleren el proceso que obligadamente en términos de resolución, está en manos del pueblo cubano que sufre la pesadilla castrista.

Pero de dónde me viene esta información? Es algo genético. Llevo el anticomunismo en mis genes pues mucho antes de nacer o que los cubanos escuchasen el apellido Castro, ya mis ascendientes eran conscientes del problema que suponía la ideología de la hoz y el martillo. Así que para cuando nací en 1970 ya mi abuelo estaba ausente del seno familiar por razones de incompatibilidad social. Crecí sabiendo que había "otra realidad" porque mi madre nunca rompió su vínculo con los 3 hermanos que desde 1960 salieron junto al pater familia hacia el Miami de entonces, donde Flagler solo llegaba hasta la 72th Ave. Yo desde pequeño la acompañaba al único teléfono de la cuadra para escucharle hablar los 3 minutos mensuales que mediando operadora tenía derecho a usar, mientras en el barrio el chivato apedillado Toledo no nos quitaba ojo. Así pasó el tiempo hasta que a los 12 años tuve mi primer encontronazo cuando le espeté al profesor de Marxismo que eso de trabajar sin darle valor al dinero no podía ser, algo que aquél protestó ante una madre que mirándome me dio la razón sin que este se enterase. Ya ella me había dejado claro que para aprobar con buenas notas aquella monserga de asignatura que no me pasaba debía responder, "lo contrario de lo que piensas".

El pre-universitario no mejoró. Rechazar pertenecer a las juventudes comunistas no era bien visto pero en fin, qué iban a hacer con uno que tenía resultados académicos óptimos? A la universidad llegaría por méritos propios y soñando ser cirujano. La realidad fue que entre la inasistencia a trabajos voluntarios y manteniéndome al margen de cualquier cosa que no fuese estrictamente la carrera, con los ojos de la secretaria de la UJC encima diciéndome gusano a cada negativa mía, y encima desalentado porque el cagandante selló mi destino señalándome como parte del VII Contingente Carlos J Finlay y su correspondiente medicina familiar...; para resumir decir que a los 4 años de graduado, -y después de haber rechazado otra pertenencia en este caso la de militar en el PCC que decliné públicamente arguyendo ser contrario a la idea comunista, amén de quedarme fuera del sindicato médico a solicitud propia-, ya había pasado por 4 centros médicos y además, había renunciado a ser especialista de Medicina General Integral porque había constatado que el sistema sanitario estaba sentado sobre una gran mentira estadística solo para favorecer y sostener el mensaje de "Potencia Medica Mundial", gracias en gran parte al contubernio y pre-disposición de la comunidad médica de especialistas en MGI.

Desde niño escuché a uno de mis tíos decirme que no nadara contracorriente. Qué iba a hacer si es mi naturaleza? Seguir caminos nunca fue lo mío y aunque la vida de trotamundos que me impuso el tirano me ha enseñado a bajar la testa cuando es menester, les confieso que solo con la razón y la verdad pueden convencerme en términos argumentales. 

Sufrimos el comunismo como muchos. A los 11 años el delirio esquizofrénico de Angola se llevó mi oportunidad de ser un niño feliz, y me mostró que la vida podía ser dura y cruel a veces cuando menos te lo esperas y dejar cicatrices que ni el tiempo y la madurez son capaces de borrar.

Vivir al margen en el comunismo se paga y aunque solo hacía trabajar para buscarme la vida como fuese, como todos; a diferencia de algunos otros muchos, siempre terminaba hablando de lo mismo. Y aunque Juan Pablo II me abrió los ojos a buscar la verdad, si algo tuve meridianamente claro desde mucho antes de su visita pastoral era el hecho de saber que vivía en un "país de mierda". Con el tiempo aprendí a diferenciar país-gobernantes y si me fui de Cuba, -vigilado y expedientado sin haber militado en nada más que esa militancia ciudadana que tanto promuevo-, fue porque para seguir siendo coherente con mi hija y educarle en principios de verdad, debí escoger entre ausencia o presencia pues nunca fui de caretas y no iba ni siquiera por supervivencia imponérsela a ella.

No vais a detestar más que yo el castrismo. Lo aborrezco porque antes de nacer ya comenzó a golpearme, y no satisfecho con habernos quitado nuestras propiedades, encarcelado a díscolos y haberse llevado al "más allá" o al otro lado directamente a nuestros seres queridos fragmentándonos como núcleo familiar, me obligó a marcharme de mi país y a desandar continentes consciente de lo doloroso que resulta la añoranza y el dasarraigo, cuando mirando hacia atrás no logras ubicar ni los nombres de las calles que otrora desandaras.

Me opuse a militar en sus organizaciones, a trabajar voluntariamente, a acudir a marchas y votaciones, a colaborar con la DSE, a secundar estadísticas manipuladoras y a pertenecer a su grey. Fui dentro de esa gran prisión atestada de prisioneros llamada Cuba, un liberto; porque nunca ni siquiera la inmadurez, fue óbice para que tuviese yo dudas de quienes eran estos cantamañanas y de que mi opción era oponerme para poder sentirme un hombre libre cuando me miráse al espejo. Pero lo mío no fue una oposición efectista ni pertenencial, sino comprometida y ciudadana. Aún así incomprendido por unos y otros, -amigos, familia y colegas-, sin salida profesional y vigilado por el "gran hermano", viví mis primeros 33 años en ese país de pesadillas y sueños satisfecho conmigo mismo.

Ese he sido y soy apreciado lector, un cabezón al margen de todo. Por la izquierda ni hablar porque por ahí no paso ni siquiera a la social-democracia europea aunque le reconozca su valor en este marco común donde vivo, amo, sueño y sufro. Por la derecha sí, el problema es que aquellos me ven venir e intentan darme esquinazos o entorpecer mi camino, porque les molesta que su equivocación no se las compre ni aunque vengan con un curriculum de torturas, prisión o ascendencia familiar, porque no me han convencido que sus efectistas y limitadas propuestas alejadas del interés de todos los cubanos, sean el remedio a los dolores de Cuba; sabiendo además como saben que soy claro en mis tesis frente al castrocomunismo, y que mi interés no está condicionado a ningún "presupuesto", sino a la felicidad y prosperidad de los cubanos.

Matarán al soldado Capote? Quién sabe. Yo no me preocupo por esas pequeñas cosas. Estoy acostumbrado que hasta mi madre me señale lo incómodo que soy. Eso sí les digo, si vuestras reticencias nacen de recelos competenciales escuchen bien todos: tengo una vida demasiado interesante y solo estoy esperando el día a que los cubanos tengan la posibilidad de ganar la felicidad que hoy disfruto, para desaparecer del escenario como mismo vine, -por opción y amor a Cuba, y coherencia con mis principios anticomunistas-, y vivirla al 100% para mí y los míos, cosa que el castrismo no me permite hasta ahora por las razones anteriormente explicadas y obvias.

No teman queridos, no soy presidenciable. Solo hay que mirar una foto mía y entender que con esas pintas uno que siempre ha ido a contracorriente no ganaría unas elecciones ni a tiros y además, honestamente despues de 20 años de exilio y familia con poli-ciudadanías, mi sitio es el mundo sobre el que desde mi trabajo y esfuerzo diario y compartido con otros muchos millones de seres humanos de buena voluntad, vamos intentando transformarlo en un lugar mejor que el que hoy habitamos.

Ánimo, déjense de tonterías y jueguitos que el pueblo cubano solo necesita una razón válida para levantarse y si no van a ayudar, -más allá de ayudarse a sí mismos-, dejen a quienes tenemos las ideas claras explicarlo y ya luego cuando Cuba sea libre, postúlense a lo que quieran y ahórrense intentar convercerme de lo patriotas que han sido, que mi censo electoral está en Castilla la Mancha. 

Recuerda cubano: No esperes por nadie, ah y si buscas salidas...

#LevantamientoPopular  




 


Comentarios

  1. Que bueno blog primo. Pregunta quién fue el tío que te diho eso que no vaya contra la corriente? Pienso que se.

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