Mi reino por un catarro!
Llevo ya demasiados días
soportándole y esperando que los propósitos de
equilibrio mental que me he planteado para mis cincuenta tacos,
puedan más que su virulenta influencia. No lo he conseguido,
me ha contagiado y no precisamente por sus múltiples coronas,
sino por la manifiesta predisposición de mis convecinos,
paisanos y habitantes de este mundo pos moderno a caminar
directamente al sumidero como ovejas al matadero. Y yo, una simple
partícula de polvo en este universo, no puedo hacer nada para
remediarlo excepto usar mi “derecho al pataleo”, para al menos
así dejar constancia de que aunque me sé marioneta, me
resisto a moverme al son de este ritmo idiotizante.
Todo comenzó donde
empieza siempre, en China. La China de Mao, esa que en el pasado
sacrificó cientos de miles en planes perversos por intereses
de quienes desde el poder, hicieron cualquier cosa para prevalecer.
Porque de eso se trata, de prevalencias. Lástima que hoy,
mientras con esa paciencia milenaria siguen los herederos del
comunismo chino cercenando derechos fundamentales y acumulando cuotas
de pobreza más allá de Shangai y Pekín,
occidente haya movido sus fábricas e inversiones hacia la
tierra de los “salarios competitivos”, -como en Cuba donde los
salarios los pone el gobierno y encima los secuestra a tal punto que
los trabajadores del sector inversor están viviendo un
esclavismo en pleno siglo XXI-, en un acto tan estúpido como
indecente. Y digo lástima porque hoy gracias al COVID19, los
chinos se han hecho con el control de miles de millones en acciones
de sectores estratégicos desplazados a China desde occidente
que buscando la mano de obra barata han sufrido un crack bursátil,
inducido por quienes sabiéndonos una sociedad alienada e
incapaz de pensar por sí misma que reacciona y se mueve desde
el efectismo mediático, -incluidas las esferas del poder-, nos
han ganado la partida. Aunque me pese, estoy partiéndome de la
risa porque es lo que se merecen por tanta hipocresía frente a
comunistas cercenadores de libertades y derechos.
Es tal el nivel de
estupidez en nuestros centros de poder a nivel económico,
mediático y político, -que por otra parte no son más
que el reflejo de sus sociedades-, que solo han hecho falta poco más
de tres mil chinos muertos para hacerles salir corriendo en plan
histérico parando economías y cerrando fronteras,
mientras los chinos comunistas se parten de risa viéndonos
correr de un lado a otro como pollos sin cabeza por un catarro, en
una Europa cristiana que ha dejado de comulgar en Cristo por temor al
contagio, cuando hasta ayer en el mediterráneo se ahogaban
sirios y de otras nacionalidades a tutiplén, los niños
en África se morían de hambre por miles, y en Cuba Díaz
Canel para intentar que sobreviva su desgobierno mafioso y comunista,
tenía amenazados y secuestrados a gobiernos de media América
Latina.
Si lo miras desde arriba
el titular podría ser de un humor negro conceptual: “Tres
mil fiambres chinos han parado el mundo”. Y luego debajo de la
cabecera el subtitulo: “La China comunista se consolida como
potencia mundial”.
Una sola cosa, los datos
de refugiados de guerra o el hambre infantil africana o el
maquiavelismo de los comunistas cubanos no está en pasado, es
un presente continuo del que el mundo se ha olvidado porque hoy es
titular el conteo de chinos muertos... por el COVID19.
Cuando los idiotas que
creen dirigir nuestros destinos a nivel de países despierten y
despertemos todos del estado inducido en el que estamos,
comprobaremos sin dudar que somos mucho pobres que antes y mucho más
débiles que la potencia comunista, a la que no solo no nos
cansamos de alimentar con inversiones, sino que además nos
tienen cogidos por... los calzones, gracias a que hemos aceptado su
increíble y ridícula oferta de compra: 3241 fiambres.
Esto no es el fin. China
aspira como cualquier imperio, a la dominación mundial y al
hegemonismo de su ideología y mientras no lo consiga seguirá
desde una paciencia milenaria que tiene demostrada con la que viene
sometiendo imperios desde antaño, elaborando planes para ello.
No tengo dudas de que sucumbiremos, una sociedad tan descolorida,
desenraizada y acomplejada no tiene margen de supervivencia frente al
insaciable dragón rojo.
El único antídoto
frente a la manipulación no es posible. Pensar, meditar y
responderse preguntas no es algo propio de esta humanidad
primermundista y posmoderna atrapada entre la idiotez académica
del Google y el Siri, donde la información o el conocimiento
“de pega” se caen a los tres días, haciendo imposible el
tener sociedades críticas y cívicas que puedan evitar
la manipulación de los centros de poder que las mueven según
convenga, sin siquiera sean conscientes de ello. Y aún así,
frente a la sensiblería de mis compatriotas por los poco más
de tres mil chinos muertos por el COVID19, ejerzo mi protesta avalada
por unos pocos datos:
Chinos muertos por plan
“Salto adelante” de Mao: +30 millones.
Chinos muertos en
accidentes de tráfico totalmente prevenibles según la
OMS: 200 000 x año.
Chinos muertos por
trabajar en exceso: 600 000 x año.
Mi reino por un catarro!
Las políticas chinas a costa de la muerte indiscriminada de sus conciudadanos siempre les han conducido al fracaso, esta también. Mi pregunta es, ¿ pagarán por todo el daño causado al mundo? Porque alguien tiene que pagar el gasto mundial generado por el VIRUS CHINO.
ResponderEliminarNo pagarán amigo, al contrario. En unos pocos años solo colectarán del mundo ocidental que se ha entregado, es decir, de nosotros. A no ser que despertemos.
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