Lo que el COVID nos llevó.
La vi por primera vez junto a mi madre,
porque siendo una de sus películas favoritas me obligó cuando aún clasificaba como infante a verla. “La tierra es la única
cosa del mundo que tiene algún valor, porque es la única
que perdura. ¡No lo olvides! Es la única cosa que merece
que trabajemos por ella, que luchemos por ella, que muramos por ella”
Confieso que entonces me pareció un tostón, no iba a
apreciarla en su verdadera dimensión hasta años después
y aún así, sin smartphones ni videojuegos con los que
entretenerme entonces, tampoco fue difícil que la viese de
principio a fin.
La guerra es cruel. Los belicosos
justifican el desarrollo humano por las guerras y plantean todo tipo
de argumentos que justifican su visión guerrerista. Es una
gilipollez supina el creerse que si la humanidad no hubiese tenido
guerras no estaríamos igualmente aquí, en mi opinión
estaríamos incluso más adelantados porque el coste de la
producción de armamentos y tanta sangre derramada se hubiese
utilizado en beneficio de nuestro desarrollo. Probablemente si a
tantos científicos no los distrajeran con la guerra
bacteriológica, ya tendríamos la cura del cáncer
y de tantas dolencias en la mano. Pero no, los tienen inventando
virus y cosas de esas que no nos llevarán a ningún
lugar... o sí, a la tumba.
Y hablando de virus y películas
épicas, nos encontramos asistiendo a esta de terror llamada
COVID19, que desde China y con amor nos han endiñado al resto
del mundo.
Está prohibida para los mayores
de 65 a los que aterroriza demasiado como para que se arriesguen a
una neumonía. El resto está admitido aunque también
hay unos cuantos que han sido catapultados hacia el más allá
por un virus que para mí se comporta como un supervirus, de
esos que los belicosos justifican como algo positivo para la
humanidad.
Ya habrá tiempo de hacer
valoraciones, y la CIA y el MOSSAD que todo lo saben ya se encargarán
de verificar si hay algo de esto. Que no se demoren porque ya Putin,
el emperador comunista estepario está diciendo que patria o
muerte, y la ultima vez que escuché esa bazofia ideológica
conceptual fue en Cuba en 2003, y miren como están los que
desde hace seis décadas en total abandono de sus deberes
cívicos, han decidido lo segundo.
Así las cosas, aunque no quiera
estoy metido en el meollo de la trama. Me obliga mi condición
de brujo de la aldea y si estoy acojonado, es porque la mascarilla
que uso no protege nada pero me debo a mi juramento Hipocrático
así que como decimos aquí: hay que joderse.
Ahora entiendo a la musa. La tierra
como valor imperecedero porque al fin y al cabo, cuando entre unos y
otros terminemos exterminándonos a base de bombas víricas,
quedará la tierra incólume y aliviada de que una
especie tan tóxica la halla horadado con sus pezuñas.
Espero entonces que El Creador nos vuelva a hacer, pero no a su
imagen y semejanza porque luego pasa lo que pasa, nos endiosamos y la
cagamos, así que mejor que nos deje con rabo y saltando de
árbol a árbol para poder garantizar la eternidad de su
creación sin grandes sobresaltos.
Y guambán.
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