Anomalía.
Cuando la ocurrencia de ciertos hechos o fenómenos
descritos mediante una teoría no tiene lugar como la teoría lo predice,
entonces se dice que esos hechos, esos datos, constituyen una anomalía. Es
decir y para que se me entienda es como cuando uno dice: tiene cuatro patas, da
leche y hace muuu. Entonces es una vaca… y si no, es una anomalía. Como el
socialismo en Cuba.
Todo el mundo, o al menos los que por entonces, -de hecho
desde el mismo 1959-, hemos intentado predecir el final del castrocomunismo,
vimos con la llegada de los noventa la oportunidad histórica que nos rondó por
entonces. En ese tiempo, Venezuela era República y a nosotros entre la visibilidad
internacional que le dio Payá al movimiento opositor cubano, unido a la visita
de el hoy San Juan Pablo II y una crisis que descubrió las debilidades de un sistema
incapaz de satisfacer más allá de los apetitos de su clase gobernante, yo creí que aquella tarde del 5 de agosto del 94 en La Habana se prendería una mecha que
haría reventar a la Cuba de castro. No fue así, de hecho fue peor; pues mientras
el Muro fue desmontado a pedacitos y el mito del socialismo fue desmantelado de
una Europa cansada de tanto despropósito, el final de siglo llegó con la metástasis
del comunismo en la Venezuela de un Chávez que tomó el relevo de la vaca soviética
y bueno; de todos aquellos polvos, la mierda esta de hoy. Con perdón.
Se hace imprescindible intentar entender, el porqué los pueblos
tardan tanto en despertar de estos regímenes. Es tanta la propaganda
fraudulenta y manipuladora, unida al control o acoso de los medios de
comunicación, que a Venezuela le ha costado veinte años; aún y cuando en ese
país ,la memoria colectiva democrática y la información no ha sido castrada
totalmente.
¿Y Cuba? Ya son sesenta años de despropósito; de guerras,
sangre inútilmente derramada a nombre de una ideología que no se cansa, de
sacrificar en el altar de la indecencia humana a hombres y pueblos que, solo
aspiran a construir en libertad y desde el respeto a los derechos fundamentales
sus destinos, en paz y concordia. Ah pero no, la dictadura del proletariado no
entiende a razones, si en ello va el reconocer que hay algo más sagrado que sus
libertades colectivas, que a todos representan… y a nadie.
Díaz Canel, el dice-presidente cubano intenta, mientras
esconde la verdadera cara de los perros que desgobiernan a Cuba y que son la
familia castro-espín, hacernos creer que ellos van a llevar a Cuba por nuevos
caminos de felicidad y prosperidad. Eso sí, mientras no pase un tornado o unas
lluvias un poco impertinentes, pues el grado de deterioro es tal en Cuba hoy después
de años de abandono, que da igual si es un ciclón, un tornado o el estruendo de
unos fuegos artificiales; pues nada resiste tensión, al menos no fuera del
barrio donde viven los dirigentes comunistas.
¿Y entonces que más se necesita después de años de muertes,
ahogados, reprimidos y exiliados por medio mundo? ¿Si ya estamos a 30 años de
la caída del Muro que más necesita este pueblo, para entender que debe buscar
caminos pues ya nadie cree en el mito socio-comunista?
Resulta que hace un par de días me encontré de casualidad
comiendo en el mismo lugar de esa ciudad hermosa llamada Segovia con el señor
Don Cándido Méndez, un histórico representante de la clase obrera y presidente
de UGT durante muchísimos años. No pude contenerme y solo para saber el punto
de vista de un supuesto partidario del sueño proletario, le pedí un momento de
su tiempo; accedió a regalarme un par de minutos que aproveché para preguntarle
por Cuba y su opinión, acerca del contubernio que entre la Cámara de Comercio de
España, la patronal española y el gobierno castrista resulta, en que les sean cercenados descaradamente a los obreros cubanos derechos, imposible
de plantearse siquiera en esta comunidad europea; región a quienes esos empresarios
representan, y donde sería imposible siquiera de plantearse tales atropellos en
cualquier lugar dentro de estas fronteras comunitarias.
Honestamente me preparé para una curva; una especie de respuesta
tangencial o embadurnada de vaselina teniendo en cuenta la casta política de mi
interlocutor. Cual fue mi sorpresa cuando me dijo: bueno pero aquello es un despropósito
que no tiene cómo sostenerse, los sindicatos no representan al obrero por ser
estructuras dependientes del poder político. Luego de un par de reflexiones y
de comentarme la frustración de su hijo que, al querer montar una estructura mayorista
de suministros, se han dado de bruces con las limitaciones de quienes
quieren pero no pueden, me dijo antes de dar por terminada nuestra charla: aquello caerá fruto de sus propias
contradicciones como sistema, ya pasó en la Europa del Este.
Salí de allí con su venia para publicar sus palabras en una reflexión que
creí necesaria. Y es que el socialismo en este siglo XXI de globalización e
información, ya no se lo cree nadie. Ni siquiera, un defensor de proletarios del
siglo pasado como Cándido Méndez. De ahí mi afirmación que el socialismo en
Cuba hoy… es una anomalía.
Cuando un viejo sindicalista español reconoce el fracaso de la Cuba castrista, que podemos esperar.sin embargo fíjate cómo a pesar de también reconocer la sinvergüenza del empresario español, como todo personaje público europeo n
ResponderEliminaro se moja con una solución......ese es como sabes mi tema neurálgico.
Y el mío. Lo importante es la imposibilidad de los castristas a venderle su género a nadie.
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